martes, 21 de abril de 2015

Cities from scratch. Construyendo las Brasilias del siglo XXI

La construcción de nuevas ciudades (cities from scratch) como realización de un nuevo modelo de desarrollo urbano que atienda a la creciente urbanización mundial ha tenido en las smart cities una de sus principales referencias. Los proyectos de smart city que se han propuesto como ejemplares, icónicos o referentes han sido, en muchos casos, proyectos de urbanización desde cero de áreas espaciales que se promueven como nuevas ciudades. Songdo, PlanIT Valley, Masdar o Lavasa se han constituido como referentes de los dos últimos años en la utilización de las tecnologías más avanzadas y como demostración de la posibilidad de planificar desde cero. Estos proyectos se caracterizan, por tanto, por plantear nuevos desarrollos en espacios previamente no ocupados por población o infraestructuras urbanas para los cuales se diseña un modelo de baja regulación pública:
“In the case of smart-city pilots ‘from scratch’, niche experiments are designed to cater for full system integration from the early beginning. They are planned in social and physically ‘virgin land’ (that is, with no former residents, buildings or infrastructures), in policy-protected arenas (with loose, experimentation-oriented and flexible regulations), aiming to attract new residents and companies to be simultaneously users and developers of new smart-IT solutions. Thus, one of their defining features is the strong protection from the complexity and unevenness of real-life cities: entrenched social and physical infrastructures, business routines andpolitical arenas”. Carvalho 2015
Songdo, via
De esta manera, la argumentación principal de este tipo de desarrollos, más que atender a necesidades de la población –que inicialmente no existe- o a dificultades propias de las ciudades ya existentes en el mundo, reside en servir de espacios de experimentación a gran escala de manera que sirvan como aprendizaje tecnológico para entender cómo integrar esas tecnologías en el funcionamiento social. A este fenómeno, Halpern et al. (2013) lo han denominado “test-bed urbanism” como forma de reflejar una nueva manera de entender los territorios como lugares de experimentación de soluciones tecnológicas y nuevas propuestas urbanísticas:
“Like all utopias, Songdo is also a “heterotopia,” a space that can tell us about our world, make us conscious about the choices — aesthetic, architectural, designed, and technical — that we are making and still have to make.”
Frente a este interés teórico, la construcción de nuevas ciudades con un alto contenido tecnológico busca prescindir de la complejidad y dificultad que suponen las ciudades ya existentes- modelos urbanos perfectos.
“These are putatively urban-scale environments designed from the ground up with information-processing capabilities embedded in the objects, surfaces, spaces and interactions that between them comprise everyday life. They are held up before us as forerunners and exemplars of the kind of urban environment we might inhabit once the cities of Earth have been decisively colonized by networked informatics, at some point in the undefined but not-too-distant future”. Greenfield (2013)
Esta aspiración no es históricamente nueva. De hecho, la historia de la ciudad es, en buena medida, la historia del utopismo social y tecnológico construida alrededor de sucesivas propuestas teóricas (ciudad jardín, ciudad radiantes,…) o prácticas (Palmanova, Brasilia, Milton Keynes,…) o incluso eminentemente tecno-utópicas (The flying city, de Georgii Krutikov (1928), Fun Palace, de Cedric Price (1961-1964), Walking City, de Ron Herron (1964), Plug-in city, de Peter Cook (1964), Seek, de The Architecture Machine Group (1970), etc.).
“The big surprise of this new wave of New Towns, which is quantitatively at least as important as the heyday of New Town planning from the fifties to the seventies, is that it uses exactly the same type of planning principles as the earlier state planned towns. The market has simply taken up the technology that once was exclusively associated with centralized state planning, and now uses it for its own aims”. Vanstiphout (2012:12)
Se trata, por tanto, de una renovación de una tradición por el master planning de nueva planta, heredera o resucitadora de la tradición modernista del urbanismo (Le Corbusier y su Radiant City o el Plan Voisin para París, Brasilia, Chandigarh, etc.) basada en principios de control social, de segregación espacial y de planificación centralizada y de sobre-especificación (Greenfield 2013). De esta manera, se renueva una experiencia que, décadas después, ha resultado fracasada respecto a los objetivos que perseguía, revisitada ahora con una pátina tecnológica sobre la que se confía poder solventar las graves disfuncionalidades de la ciudad moderna (McCullough 2014:211). Rabari y Storper (2015) abundan en esta identificación entre las nuevas promesas de la smart city y las recientes teorías utópicas basadas en la aplicación de las tecnologías emergentes en cada momento y las aspiraciones planificadoras racionalistas:
“Large scale master-planned cities, the apotheosis of modernism, including Corbusier’s Chandigarh or Costa and Niemeyer’s Brasilia, were explicitly premised on the belief that the problems of the city could be solved through scientific  approaches to urban design. Their focus was on logic, order, efficiency, functionality and— above all—a self-proclaimed ‘rationality,’ as the way to wipe out the irrational effects of tradition in urban life; modernist utopias for the jet age”.
1959, Brasil - Construção de Brasília, capital federal
La realidad ha demostrado que estas planificaciones racionalistas, a pesar de que en su momento podían tener perfecto sentido en base a las nuevas expectativas del conocimiento científico, han resultado desastrosas y muy alejadas de sus propias expectativas, revelándose sus efectos más perversos con el paso del tiempo. En este sentido, los cuatro proyectos de smart city mencionados anteriormente, reflejan cada uno de ellos y en su conjunto el utopismo contemporáneo, una mezcla de sostenibilidad urbana de laboratorio en medio del desierto (Masdar), una segregación espacial en torno a proyectos de alto standing descontextualizados de su realidad cercana (Lavasa) y una promesa de ubiquidad conectada (Songdo, PlanIT Valley). A su vez, estos proyectos contienen unas características comunes: un impulso privado a través de desarrolladores que impulsan el proyecto, la creación de áreas de excepción a la regulación gubernamental (en forma de permisos, rebajas fiscales, etc.) y una arquitectura organizativa formada por una red de empresas y consultoras internacionales (Siupsinskas, 2012). De esta manera, el diseño, planificación y construcción de ciudades enteras se ha convertido en un negocio global con altas promesas de rendimientos económicos, un negocio enfocado a las clases medias-altas de países en desarrollo (principalmente) (Provoost, 2012). Como acertadamente señala Vanstiphout (2012), este modelo de urbanización es la plasmación espacial y la última realización de la ciudad liberal como ideología política de un mundo urbano. La utopía urbanista de principios del siglo XXI representa un cambio frente al modelo de las nuevas ciudades y las grandes urbanizaciones de la segunda mitad del siglo XX (especialmente en la década de los 50 y 60). Si en la fase anterior, las nuevas urbanizaciones se dirigían a ofrecer vivienda asequible a las clases bajas a partir de una acción planificadora intensa por parte de las autoridades nacionales (y, según los países, con más o menos capacidad de intervención también por parte de las autoridades locales), hoy nos encontramos con que el modelo de construcción de nuevas ciudades altamente equipadas con las últimas tecnologías digitales y de sostenibilidad se dirige a las clases medias-altas y altas, e iniciadas y lideradas por consorcios financieros internacionales que buscan en los poderes públicos un rol puramente facilitador.

Eerie Video Shows Masdar City—The Sustainable City Of The Future—Has No One In It

En relación a esta tipología de proyectos, sin duda la más espectacular por su despliegue inversor y sus destellos promocionales, lo más significativo que podemos afirmar es que, de manera sistemática se pueden considerar hoy, en 2014, como un fracaso práctico. En algunos casos como PlanIT Valley, aún sobreviven en forma de presentaciones, catálogos y tramitaciones municipales paralizadas, pero continúan alimentándose como “ejemplos” a seguir. En otros casos como Masdar o Songdo, tras años de prometer fabulosas transformaciones, a duras penas han conseguido levantar suficiente financiación para cubrir su construcción formal ni han conseguido hacer realidad su objetivo de llenarse de habitantes y actividad y, consecuentemente, de convertirse aunque sea mínimamente en algo parecido a una ciudad. Por otro lado, y más sintomáticamente, sus futuristas aplicaciones y sobre todo los rendimientos y beneficios que han prometido durante años están lejos de realizarse según los estudios en terrenos que han conseguido ir más allá de la mera repetición y reproducción de sus discursos promocionales.
“From the vantage point of the present, it is clear that the canonical Masdar City, New Songdo and PlanIT Valley are, by most any reasonable measure, failed projects. Centainly by the end of 2012 we were no longer hearing quite so much in the way of hype about them. Even if these ventures eventually ddo come to success narrowly, as straightforward propositions in commercial rea-estate development, they have been exposed to the public eye too long, and failed to deliver on their developers´promises by too wide a margin, for anyone to take the claims made about their advanced technic of everyday life with any particular seriousness”. Greenfield (2013),
La principal crítica que podemos hacer a estos proyectos desde el esquema del régimen discursivo que proponen es su visión negativa de la ciudad actual y su incapacidad de dar respuesta a los problemas de la urbanización mundial. Por un lado, implícitamente contienen un mensaje de abandono sobre la posible renovación o mejora de las ciudades realmente existentes, como si se renunciara a actuar sobre ellas. Por otro lado, sitúan el foco en la construcción de nuevas ciudades para acoger una parte escasa de los movimientos migratorios y demográficos que están detrás del aumento de la urbanización mundial. En este sentido, a pesar de que se auto-presentan como experimentaciones para posteriores desarrollos urbanos, son y serán una excepción (Shelton, Zook y Wiig (2015):
“Far from paradigmatic, greenfield smart cities are the exception rather than the rule, and provide little insight into the ways that an increasing attention to data is affecting the tangible outcomes of urban governance in existing cities”.
Por otro lado, su propuesta de despliegue tecnológico se basa en una espectacularización de la tecnología, presentada normalmente de manera genérica pero con capacidades insospechadas e inauditas para acabar de una vez con los sempiternos problemas urbanos. La smartmentality (Vanolo 2013) se manifiesta a través de estereotipos tecnológicos que simplifican las dinámicas socio-técnicas en las que las tecnologías manifiestan sus capacidades. Así, las tecnologías inteligentes se presentan ofreciendo soluciones simples a problemas complejos pero sin cambiar en lo fundamental nuestras convicciones sociales, nuestras pautas de consumo, nuestras instituciones públicas o los presupuestos mismos sobre los que se diseñan las infraestructuras críticas de la sociedad digital. De esta forma, la cuestión urbana no es considerada como una cuestión social o política, sino como un problema a resolver a través de una nueva capa de sofisticación del paisaje urbano sin afectar a los entresijos que están detrás de esos problemas urbanos.

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CARVALHO, Luis (2015) “Smart cities from scratch? a socio-technical perspective”, en Cambridge Journal of Regions, Economy and Society (2015) 8 (1): 43-60
GREENFIELD, Adam (2013) Against the smart city, Do Projects, Nueva York
HALPERN, Orit, Jesse LECAVALIER, Nerea CALVILLO y Wolfgang PIETSCH. 2013. “Test-Bed Urbanism.”, en Public Culture 25 (2 70): 272–306
McCULLOUGH, Malcolm (2014) Ambient commons. Attention in the age of embodied information, MIT Press, Cambridge
PROVOOST, Michelle (2012) “Why build new towns”, en City in a box Volume 34
RABARI, Chirag y Michael STORPER (2015) "The digital skin of cities: urban theory and research in the age of the sensored and metered city, ubiquitous computing and big data", en Cambridge Journal of Regions, Economy and Society (2015) 8 (1): 27-42.
SHELTON, Taylor, Matthew ZOOK y Alan WIIG (2015) “The ‘actually existing smart city’”, en Cambridge Journal of Regions, Economy and Society 8 (1): 13-25
SIUPSINSKAS, Matas (2012) “New town networks”, en City in a box Volume 34
VANOLO, Alberto (2013) “Smartmentality: The Smart City as Disciplinary Strategy”, en Urban Studies 51(5) 2013:1-16)
VANSTIPHOUT, Walter (2012) “Nothing more political”, en City in a box Volume 34
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Tras la primera presentación que hice de la estructura de la tesis (The myths behind the smart city technological imaginary (PhD brief notes #1)), a partir de ahora iré publicando algunos retazos del texto, que va avanzando. En algunos casos serán notas bastante desestructuradas o incluso una sucesión de citas, pero igual sirven como guía para entender cómo va evolucionado los temas que voy trabajando, qué referencias nuevas van apareciendo, etc. 

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1 comentario :

  1. bemore3d.com
    La construcción en el siglo 21 ha revolucionado con la impresión 3D. Esta tecnología permite crear estructuras de manera más rápida, eficiente y sostenible, transformando la industria y ofreciendo nuevas posibilidades en diseño y arquitectura.

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