Ví por primera vez la foto hace unos meses y la guardé en la etiqueta de cosas raras, sospechando que habría algún detalle que se me escapaba o que necesitaba más información para entenderla. Lo que vemos es una rara mezcla de retrofuturismo en acción y la materialización más extraña de los sueños húmedos de la robotización de la ciudad. La noticia proclamaba que la República Democrática del Congo empezaba a reclutar robocops. Casi nada.
Hace unos pocos días, en Citiscope encontraba más respuestas, sobre todo a través de las fotografías de Brian Sokol. La urbanización acelerada de los grandes núcleos urbanos en África es una de esas historias que, a pesar de ser la responsable de la letanía "la mayoría de la población es urbana" apenas cuenta con atención. Y, sin embargo, una de sus consecuencias más palpables es su motorización sin apenas capacidad para dotarse de infraestructuras viales adecuadas. Así que en Kinshasa se han decidido a hacer la revolución tecnológica de la ciudad a su manera.
Veamos las especificaciones técnicas: unas dimensiones fenomenales (¿quién se atreve contra un policía de este tamaño?), giros de 360 grados para regular el tráfico en los cruces, alimentado por energía solar, imposible de corromper porque, al fin y al cabo, los robots no aceptan mordidas, cámaras incorporadas que alimentan el centro de tráfico de la ciudad, estructura metálica, capaz de ofrecer señales visuales y audibles a los conductores, habla francés y lingala, coste de producción en torno a los 10.000$, etc.
Estas máquinas han sido diseñadas y fabricadas en Kinshasa, e instaladas posteriormente en otras ciudades como Lubumbashi, y detrás de ellas está una cooperativa de mujeres Women's Technology (Wotech) liderada por Thérèse Kirongozi. Y, sí, el concepto en sí me desorienta y tiene algo inquietante, pero es una hisotira que, en cualquier caso, cuenta mucho sobre lo que está pasando y no vemos sobre el asalto tecnológico a la ciudad en gran parte del mundo.
Fuente: Al Jazeera
Fuente: Brian Sokol |
Veamos las especificaciones técnicas: unas dimensiones fenomenales (¿quién se atreve contra un policía de este tamaño?), giros de 360 grados para regular el tráfico en los cruces, alimentado por energía solar, imposible de corromper porque, al fin y al cabo, los robots no aceptan mordidas, cámaras incorporadas que alimentan el centro de tráfico de la ciudad, estructura metálica, capaz de ofrecer señales visuales y audibles a los conductores, habla francés y lingala, coste de producción en torno a los 10.000$, etc.
Estas máquinas han sido diseñadas y fabricadas en Kinshasa, e instaladas posteriormente en otras ciudades como Lubumbashi, y detrás de ellas está una cooperativa de mujeres Women's Technology (Wotech) liderada por Thérèse Kirongozi. Y, sí, el concepto en sí me desorienta y tiene algo inquietante, pero es una hisotira que, en cualquier caso, cuenta mucho sobre lo que está pasando y no vemos sobre el asalto tecnológico a la ciudad en gran parte del mundo.
Fuente: Al Jazeera
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