Las promesas de la smart city son construidas a partir de una sistemática apelación al futuro (GREENFIELD 2013):
Además, ante la distancia entre el futuro imaginado y el presente realizado, los autores plantean dos escenarios para entender por qué el ideal de la computación ubicua –en nuestro caso, de la smat city- se plantea siempre como un futuro próximo. Un razonamiento sería pensar que ese ideal futuro es un imposible, que no se puede llegar a él. En este sentido, ese futuro próximo sería un futuro pospuesto indefinidamente. Frente a esta primera respuesta, ofrecen una segunda : en realidad, el futuro próximo ya ha llegado, de manera que el ideal imaginado de la computación ubicua se ha cumplido pero hoy ha tomado una forma diferente a la inicialmente pensada. No son, en cualquier caso, respuestas excluyentes, como señalan los autores. Evidentemente, el futuro de la ciudad de la sociedad conectada tomará formas nuevas en las próximas décadas, pero ello no puede impedirnos entender que ya está sucediendo.
De nuevo, no estamos ante una cuestión meramente estilística, sino que denota un posicionamiento previo sobre las condiciones en las que los desarrollos tecnológicos se desplegarán en la ciudad, quién será su responsable y cómo se repartirán los costes y los beneficios. Así, situando el potencial de realización de los beneficios de las smart cities en el futuro, implícitamente se sustrae la agencia de quienes no están incluidos en la propuesta de un determinado producto smart presentado en futuro. La responsabilidad de su desarrollo queda en manos de su proponente, mientras que los demás (de manera implícita también, la ciudadanía) queda al margen y no le queda más que esperar a ver cómo se concreta el proyecto. De la misma forma, detrás de este uso del tiempo futuro se esconde una estrategia de financiación del proyecto: invertir hoy para disponer de beneficios en el futuro (retornos económicos, ahorros o beneficios sociales), consiguiendo con ello sustraer el debate sobre la oportunidad de la inversión hoy (en la mayor parte de los casos muy importante dada la actual escasez de recursos económicos y también generalmente escondida entre difusos mecanismos de colaboración público-privada) porque, en cualquier caso, los beneficios futuros (por tanto, únicamente esperados y no reales) serán mayores.
Este mecanismo despliega, además, una consecuencia aún más importante: las soluciones, dispositivos, interacciones o recursos susceptibles de ser catalogados como inteligentes son aquellos que veremos en ese futuro cercano, sustrayendo de la mirada aquellos ya existentes. Esta cuestión opera, a su vez, en dos niveles. Por un lado, sitúa la cuestión de la ciudad inteligente como una utopía más o menos cercana pero, en cualquier caso, por llegar. Es, por decirlo de alguna manera, el recursos a la insatisfacción del cliente (“aún no dispones de este producto que te hará ser feliz”), creando la actual abundancia de interés por comprar e implementar proyectos de smart city. Pero, por otro lado, funciona negando cualquier reconocimiento a proyectos, iniciativas o mecanismos ya existentes que perfectamente pudieran estar integrando hoy ya, de una manera mucho más natural desde la perspectiva del día a día de la vida en la ciudad, ese nuevo mix entre ciudad-tecnología que, en cualquier caso, ha sido siempre una constante en la historia de la ciudad a través de diferentes evoluciones tecnológicas.
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BELL, Genevieve y Paul DOURISH (2006) “Yesterday´s tomorrows: notes on ubiquitous computing´s dominant vision”, en Personal Ubiquitous Computing 2006
GREENFIELD, Adam (2013) Against the smart city, Do Projects, Nueva York
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Tras la primera presentación que hice de la estructura de la tesis (The myths behind the smart city technological imaginary (PhD brief notes #1)), a partir de ahora iré publicando algunos retazos del texto, que va avanzando. En algunos casos serán notas bastante desestructuradas o incluso una sucesión de citas, pero igual sirven como guía para entender cómo va evolucionado los temas que voy trabajando, qué referencias nuevas van apareciendo, etc.
"In setting out to construct a proximate future, the operative words are “will” and “can”; statements are marked by an odd sideways tense in which present and future are collapsed, and no distinction is made between the subjunctive mode and the indicative”.Esta cuestión la planteaban BELL y DOURISH (2006:134) en un artículo certero sobre la utilización del tiempo futuro como recurso discursivo en la tecnología (y, específicamente, en el área de la computación ubicua):
“(…) the dominant tense of ubiquitous computing writing is what we might call the ‘‘proximate future.’’ That is, motivations and frames are often written not merely in the future tense, describing events and settings to come, but describe a proximate future, one ‘‘just around the corner.’’ The proximate future is invoke in observations that ‘‘Internet penetration will shortly reach...’’ or ‘‘We are entering a period when...’’ or ‘‘New technological opportunities are emerging that...’’ or ‘‘Mobile phones are becoming the dominant form of...’’ A brief perusal of proceedings of recent conferences confirms the pervasive sense of the proximate future; of the 108 papers comprising the Ubicomp conference proceedings between 2001 and 2004, fully 47% of the papers are oriented towards a proximate (and inevitable) technological future (e.g., from only Ubicomp 2004, and more.) Indeed, Weiser’s foundational article originally published at the start of the last decade of the twentieth century and entitled ‘‘The computer for the twenty-first century’’ is, similarly, built around a vision of the proximate future, the future just around the corner or over the horizon”.Los autores reconocen, en el momento de escribir el articulo, que el bagaje desde que los estudios de computación ubicua empezaron a imaginar el futuro ha sido muy diferente a como esos estudios pensaron que se desarrollaría, por lo que plantean pensar desde el presente:
“The ubicomp world was meant to be clean and orderly;it turns out instead to be a messy one. Rather than being invisible or unobtrusive, ubicomp devices are highly present, visible, and branded, but perhaps still unremarkable in the sense explored by Tolmie et al. Ubicomp has turned out to be characterized by improvisation and appropriation; by technologies lashed together and maintained in synch only through considerable efforts; by surprising appropriations of technology for purposes never imagined by their inventors and often radically opposed to them; by widely different social, cultural and legislative interpretations of the goals of technology; by flex, slop, and play.” (BELL y DOURISH 2006)
Source: Signs from the near future |
De nuevo, no estamos ante una cuestión meramente estilística, sino que denota un posicionamiento previo sobre las condiciones en las que los desarrollos tecnológicos se desplegarán en la ciudad, quién será su responsable y cómo se repartirán los costes y los beneficios. Así, situando el potencial de realización de los beneficios de las smart cities en el futuro, implícitamente se sustrae la agencia de quienes no están incluidos en la propuesta de un determinado producto smart presentado en futuro. La responsabilidad de su desarrollo queda en manos de su proponente, mientras que los demás (de manera implícita también, la ciudadanía) queda al margen y no le queda más que esperar a ver cómo se concreta el proyecto. De la misma forma, detrás de este uso del tiempo futuro se esconde una estrategia de financiación del proyecto: invertir hoy para disponer de beneficios en el futuro (retornos económicos, ahorros o beneficios sociales), consiguiendo con ello sustraer el debate sobre la oportunidad de la inversión hoy (en la mayor parte de los casos muy importante dada la actual escasez de recursos económicos y también generalmente escondida entre difusos mecanismos de colaboración público-privada) porque, en cualquier caso, los beneficios futuros (por tanto, únicamente esperados y no reales) serán mayores.
Este mecanismo despliega, además, una consecuencia aún más importante: las soluciones, dispositivos, interacciones o recursos susceptibles de ser catalogados como inteligentes son aquellos que veremos en ese futuro cercano, sustrayendo de la mirada aquellos ya existentes. Esta cuestión opera, a su vez, en dos niveles. Por un lado, sitúa la cuestión de la ciudad inteligente como una utopía más o menos cercana pero, en cualquier caso, por llegar. Es, por decirlo de alguna manera, el recursos a la insatisfacción del cliente (“aún no dispones de este producto que te hará ser feliz”), creando la actual abundancia de interés por comprar e implementar proyectos de smart city. Pero, por otro lado, funciona negando cualquier reconocimiento a proyectos, iniciativas o mecanismos ya existentes que perfectamente pudieran estar integrando hoy ya, de una manera mucho más natural desde la perspectiva del día a día de la vida en la ciudad, ese nuevo mix entre ciudad-tecnología que, en cualquier caso, ha sido siempre una constante en la historia de la ciudad a través de diferentes evoluciones tecnológicas.
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BELL, Genevieve y Paul DOURISH (2006) “Yesterday´s tomorrows: notes on ubiquitous computing´s dominant vision”, en Personal Ubiquitous Computing 2006
GREENFIELD, Adam (2013) Against the smart city, Do Projects, Nueva York
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Tras la primera presentación que hice de la estructura de la tesis (The myths behind the smart city technological imaginary (PhD brief notes #1)), a partir de ahora iré publicando algunos retazos del texto, que va avanzando. En algunos casos serán notas bastante desestructuradas o incluso una sucesión de citas, pero igual sirven como guía para entender cómo va evolucionado los temas que voy trabajando, qué referencias nuevas van apareciendo, etc.
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