Otro caso que suelo utilizar para explicar la idea de
urbanismo adaptativo, en especial para destacar que incluso los propietarios o desarrolladores privados pueden estar interesados en asignar
usos transitorios a terrenos que aún no han podido urbanizar o edificar en ellos. Como otras veces, seguramente hay muchos más casos anónimos y además más representativos, pero este es el que ha tenido más visibilidad.
Se trata de
LentSpace (puedes ver aquí unas
fotos), un parque público creado en el sur de Manhattan en 2009 tras un periodo en el que los propietarios, debido a la crisis económica y después de demoler el edificio preexistente, no eran capaces de desarrollar el proyecto constructivo previsto. Para empezar, es cierto que lo de
propietario privado tiene algo de truco, ya que la propiedad corresponde a la Trinity Church, significativo ya que podemos sospechar una cierta propensión –al menos respecto a un propietario privado estándar- a ofrecer cierta utilidad social-comunitaria a sus actividades (incluso las inmobiliarias). En cualquier caso, la
opción A era no hacer nada, esperar e impedir que allí se hiciera nada, pero por las razones que sean, tomaron la
opción B: mientras no podamos hacer nada, algo se podrá hacer.
De esta idea surge una cesión temporal por tres años, utilizando como mediador a una institución cultural,
Lower Manhattan Cultural Council (LMCC), para dar un presupuesto al proyecto, contratar un equipo de diseño urbano y gestionar el programa cultural y artístico. Desde entonces, además de un
equipamiento básico pensado para la utilización de materiales poco costosos y ligeros, este parque temporal ha acogido diferentes instalaciones, actuaciones y propuestas artísticas como reclamo (un ejemplo
aquí). También, entre otras cosas, alcanzó relevancia en el Occupy movement, ya que LentSpace fue el lugar
donde se refugiaron algunos activistas tras el desalojo del Zucotti Park.
De hecho, este episodio ha aflorado una de sus
contradicciones, ya que no sólo es un espacio regulado por horarios de apertura sino que, en esta ocasión, la propiedad utilizó su derecho de exclusión para exigir que también fuera desalojado, mostrando su carácter híbrido público-privado. En cualquier caso, el proyecto posiblemente encierra ciertos aspectos positivos: la
lógica de dar un uso transitorio a un espacio supuestamente residual, el origen de la iniciativa (iniciada por los propietarios), la utilización de estrategias de mobiliario y diseño
no excluyentes con los usos posteriores, el uso con
flexibilidad de licencias urbanísticas, el esquema de
financiación de las actividades, etc.
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