Leer el libro Pastoral capitalism me sirvió para encontrar vínculos entre el modelo de expansión en las periferias urbanas en torno a parques tecnológicos y pabellones industriales y la hipótesis sobre la vuelta de las ciudades como espacios productivos. Por un lado, la crisis ha puesto en evidencia el fracaso de la expansión del suelo para usos industriales o terciarios en las periferias: triunfó como solución espacial para la generación de grandes superficies de concentración de la producción con el consiguiente impacto en el consumo de suelo y, sobre todo, derivando en unas fuertes necesidades de inversión para dotar a estos nuevos espacios de infraestructuras y servicios (principalmente, favoreciendo infraestructuras para el vehículo privado y con una infra-dotación de servicios públicos de transporte para el desplazamiento de los trabajadores a estos lugares de trabajo en las periferias). Estos espacios, además, han sido pensados en buena medida para acoger grandes empresas en algunos casos –construyendo incluso, sus propias “ciudades”- y, en otros casos, para actividades que necesitan cada vez menos grandes espacios diáfanos de concentración de trabajadores en sus puestos de trabajo.
Se trata de un modelo importado mucho menos extremo que el que analiza el libro de Louise Mozingo, centrado en Estados Unidos, con sus propias particularidades urbanísticas, histórica, culturales y de estructura económica (otra buena referencia es el reciente trabajo de Alexandra Lange, The dot-com city. Silicon Valley urbanism), pero que también ha modelado no sólo nuestro paisaje sino la organización espacial de buena parte de las economías urbanas. Los cambios tan profundos que está sufriendo la economía y la organización del trabajo, aun sin ser generalizables y asumiendo las incongruencias de cualquier transición, hacen que estas grandes concentraciones de espacios de trabajo estén perdiendo interés.
Como siempre, apunto a algunos ejemplos de fuera del entorno más cercano, por si apuntan a alguna tendencia que pueda establecerse pronto o no. Pinterest deja Silicon Valley para localizar sus oficinas en el centro de San Francisco, siguiendo así a otras empresas tecnológicas como Twitter, Pulse o Zynga que hace tiempo decidieron localizarse en San Francisco en lugar de en Palo Alto, Cupertino, San Jose y alrededores. Tomando Silicon Valley como referencia de una localización periférica –lo cual, en realidad, es una reducción muy simple de la estructura más compleja de los alrededores de San Francisco, pero puede valer para este post-, estos casos podrían indicar que el núcleo más característicamente urbano de la zona, la propia San Francisco, está ganando atractivo para este determinado perfil de empresas, buscando no sólo unos precios de alquiler más bajos sino, y esta es la hipótesis, tangibles e intangibles que sólo un centro urbano puede aportar. En realidad, California no es el único caso. Chicago también está viendo cómo empresas como Motorola Mobility, BP Amoco o United Airlines ya han decidido o tienen planificado su traslado al centro de la ciudad, pero el mismo proceso no sólo de relocalización sino de emergencia de las ciudades como lugares de instalación de nuevas empresas se está dando en otras grandes ciudades como Nueva York o Londres.
Esta dinámica de vuelta a los espacios centrales de las ciudades como localización de las sedes es más fácil que se dé, de hecho, en start-ups y nuevos proyectos emprendedores de base tecnológica y con un alto componente relacionado con los servicios creativos, de industria digital o de I+D más que en grandes corporaciones establecidas, que se han localizado preferentemente en las periferias. Esto responde, en parte, a que se va popularizando el modelo de incubadoras urbanas, espacios de co-working y, en general, nuevos espacios flexibles para el trabajo. El sueño ya no pasa por disponer de una pequeña oficina en el flamante parque tecnológico en las afueras.
Sería interesante confirmar si una tendencia de este tipo se está dando en nuestro entorno. Trabajar con este tipo de datos es complejo, pero merecería la pena hacerlo si es que no existen (seguro que existen papers y artículos científicos que han abordado el tema de alguna forma). De hecho, lo único que he encontrado últimamente es un desafortunado artículo lleno de errores, The Urban and Suburban Fortune 500 para el caso de Estados Unidos y basado en la lista Global 500 (sí, se confundió de índice)de las mayores empresas mundiales localizadas en Estados Unidos (132 compañías) y su distribución en diferentes áreas urbanas –Nueva York lidera la lista con 18 empresas- y su presencia en centros urbanos (88) o periferias (44), pero apenas sirve porque se refiere a grandes corporaciones.
En cualquier caso, ¿cuáles serían estas características que podrían hacer más atractivo localizar un proyecto emprendedor de carácter tecnológico, creativo, etc. en el centro de una ciudad? Al fin y al cabo, todos esos parques industriales, ¿no nacieron para huir precisamente del centro de las ciudades? ¿Será decisivo dónde localicemos nuestro proyecto?
La localización periférica sirvió en su momento para dotar de singularidad a estas sedes fuera del confuso paisaje de los centros urbanos, ofrecer un espacio abierto (y pastoril en muchos casos) a los trabajadores, crear una especialización espacial, crear incluso un símbolo icónico del poder de la empresa. Pero, con el tiempo, esto ha derivado en un aislamiento contraproducente. Los parques tecnológicos sirven de ejemplo para explicar que, efectivamente, ofrecen grandes ventajas en términos de precios asequibles de alquiler o compra de terrenos y edificios y de disponibilidad de equipamiento para actividades conexas. Ha sido el lugar más sencillo al que acudir normalmente cuando se creaba cualquier proyecto empresarial de cierto contenido tecnológico u orientado a servicios avanzados.
A cambio, sin embargo, esta localización tiene cada vez más desventajas. Además de fuertes ineficiencias en materia de transporte, sobre todo suponen un sistema aislado, monofuncional y cerrado, mientras que los centros urbanos ofrecen muchas más posibilidades de interacción con empresas y profesionales de otros ámbitos –permitiendo la hibridación y la conexión accidental o provocada-, cercanía a espacios de uso no laboral, acceso a un entorno más dinámico y versátil, facilidad para compatibilizar el tiempo laboral con la posibilidad de realizar actividades cotidianas, de diversión, familiares, etc. y, en general, participar más intensamente en la vida en la ciudad y en su ambiente, mucho más diverso, complejo y fértil para crear nuevas ideas.
Se trata de un modelo importado mucho menos extremo que el que analiza el libro de Louise Mozingo, centrado en Estados Unidos, con sus propias particularidades urbanísticas, histórica, culturales y de estructura económica (otra buena referencia es el reciente trabajo de Alexandra Lange, The dot-com city. Silicon Valley urbanism), pero que también ha modelado no sólo nuestro paisaje sino la organización espacial de buena parte de las economías urbanas. Los cambios tan profundos que está sufriendo la economía y la organización del trabajo, aun sin ser generalizables y asumiendo las incongruencias de cualquier transición, hacen que estas grandes concentraciones de espacios de trabajo estén perdiendo interés.
The dot-com city. Silicon Valley urbanism |
Como siempre, apunto a algunos ejemplos de fuera del entorno más cercano, por si apuntan a alguna tendencia que pueda establecerse pronto o no. Pinterest deja Silicon Valley para localizar sus oficinas en el centro de San Francisco, siguiendo así a otras empresas tecnológicas como Twitter, Pulse o Zynga que hace tiempo decidieron localizarse en San Francisco en lugar de en Palo Alto, Cupertino, San Jose y alrededores. Tomando Silicon Valley como referencia de una localización periférica –lo cual, en realidad, es una reducción muy simple de la estructura más compleja de los alrededores de San Francisco, pero puede valer para este post-, estos casos podrían indicar que el núcleo más característicamente urbano de la zona, la propia San Francisco, está ganando atractivo para este determinado perfil de empresas, buscando no sólo unos precios de alquiler más bajos sino, y esta es la hipótesis, tangibles e intangibles que sólo un centro urbano puede aportar. En realidad, California no es el único caso. Chicago también está viendo cómo empresas como Motorola Mobility, BP Amoco o United Airlines ya han decidido o tienen planificado su traslado al centro de la ciudad, pero el mismo proceso no sólo de relocalización sino de emergencia de las ciudades como lugares de instalación de nuevas empresas se está dando en otras grandes ciudades como Nueva York o Londres.
Esta dinámica de vuelta a los espacios centrales de las ciudades como localización de las sedes es más fácil que se dé, de hecho, en start-ups y nuevos proyectos emprendedores de base tecnológica y con un alto componente relacionado con los servicios creativos, de industria digital o de I+D más que en grandes corporaciones establecidas, que se han localizado preferentemente en las periferias. Esto responde, en parte, a que se va popularizando el modelo de incubadoras urbanas, espacios de co-working y, en general, nuevos espacios flexibles para el trabajo. El sueño ya no pasa por disponer de una pequeña oficina en el flamante parque tecnológico en las afueras.
Tech City Map |
Sería interesante confirmar si una tendencia de este tipo se está dando en nuestro entorno. Trabajar con este tipo de datos es complejo, pero merecería la pena hacerlo si es que no existen (seguro que existen papers y artículos científicos que han abordado el tema de alguna forma). De hecho, lo único que he encontrado últimamente es un desafortunado artículo lleno de errores, The Urban and Suburban Fortune 500 para el caso de Estados Unidos y basado en la lista Global 500 (sí, se confundió de índice)de las mayores empresas mundiales localizadas en Estados Unidos (132 compañías) y su distribución en diferentes áreas urbanas –Nueva York lidera la lista con 18 empresas- y su presencia en centros urbanos (88) o periferias (44), pero apenas sirve porque se refiere a grandes corporaciones.
NYC Digital Start-up index |
En cualquier caso, ¿cuáles serían estas características que podrían hacer más atractivo localizar un proyecto emprendedor de carácter tecnológico, creativo, etc. en el centro de una ciudad? Al fin y al cabo, todos esos parques industriales, ¿no nacieron para huir precisamente del centro de las ciudades? ¿Será decisivo dónde localicemos nuestro proyecto?
La localización periférica sirvió en su momento para dotar de singularidad a estas sedes fuera del confuso paisaje de los centros urbanos, ofrecer un espacio abierto (y pastoril en muchos casos) a los trabajadores, crear una especialización espacial, crear incluso un símbolo icónico del poder de la empresa. Pero, con el tiempo, esto ha derivado en un aislamiento contraproducente. Los parques tecnológicos sirven de ejemplo para explicar que, efectivamente, ofrecen grandes ventajas en términos de precios asequibles de alquiler o compra de terrenos y edificios y de disponibilidad de equipamiento para actividades conexas. Ha sido el lugar más sencillo al que acudir normalmente cuando se creaba cualquier proyecto empresarial de cierto contenido tecnológico u orientado a servicios avanzados.
A cambio, sin embargo, esta localización tiene cada vez más desventajas. Además de fuertes ineficiencias en materia de transporte, sobre todo suponen un sistema aislado, monofuncional y cerrado, mientras que los centros urbanos ofrecen muchas más posibilidades de interacción con empresas y profesionales de otros ámbitos –permitiendo la hibridación y la conexión accidental o provocada-, cercanía a espacios de uso no laboral, acceso a un entorno más dinámico y versátil, facilidad para compatibilizar el tiempo laboral con la posibilidad de realizar actividades cotidianas, de diversión, familiares, etc. y, en general, participar más intensamente en la vida en la ciudad y en su ambiente, mucho más diverso, complejo y fértil para crear nuevas ideas.
Hola Manu.
ResponderEliminarEsto proceso de ida y vuelta, de entrada y salida, es un reflejo del retorno generalizado a a la escala local para producir bienes de consumo globales, relacionado también con la necesidad apremiante de aprovechar los recursos urbanos tradicionales disponibles, que son muchos y muy ricos, tejidos a lo largo de mucho tiempo. Es una buena noticia, pero a la vez se están creando macrociudades asiladas que tendrán con plazos de amortización larguísimos, por ejemplo en España, en donde siempre vamos un poco con retraso. Yo creo que, como casi siempre, habrá que intentar compatibilizar el conjunto de las tendencias, no dando prioridad a una o a otra, pues cambian continuamente, sino tratando de optimizar cada una de ellas en cada caso concreto.
Gracias.
Gracias por comentar, Jacobo. Tienes razón en que son pequeños detalles frente, por ejemplo, a una marea de urbanización en todo ese mundo que llamamos emergente y que ha dejado de serlo hace tiempo. También creo que los ejemplos que pongo son anecdóticos frente a una mayoría de empresas que siguen yendo a las afueras, pero creo que, en paralelo al menos, va redescubriéndose el centro de la ciudad como espacio productivo. Veremos
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