El suburbio de Berlín más remoto, secreto y huérfano está en el desierto de sal, aproximadamente a noventa millas al sudoeste de Salt Lake City. «El barrio alemán,» como es denominado oficialmente en los mapas desclasificados del Dugway Proving Ground del ejército de Estados Unidos, es el remanente de un gran «barrio condenado» alemán / japonés, construido por la Standard Oil en 1943. Este barrio jugó un papel crucial en el último gran proyecto público del gobierno del New Deal: la incineración de las ciudades del este de Alemania y de Japón.
El gobierno militar estadounidense necesitaba comprobar el efecto mortífero de sus nuevos materiales de guerra que quería aplicar en el bombardeo a sangre y fuego de la Alemania nazi. Era necesario bombardear los grandes núcleos urbanos de población, para romper así el apoyo social de la población hacia el régimen. Atacar ciudades con la mayor capacidad mortífera que fuera posible. Para ello, era necesario disponer de un banco de pruebas,que asemejara los detalles constructivos de las ciudades típicas alemanas en cuanto a distancia entre edificios, materiales de fachada y tejados, tipología de ventanas, etc. El relato de Davis abunda en detalles, algunos aterradores: la contratación de Mendelsohn como director de la construcción, el papel del gobierno británico en el impulso de esta solución de bombardeo a las ciudades alemanas, la construcción de una réplica también de un barrio japonés,...
¿Por qué me ha venido esto a la cabeza? Porque tenía que llegar: ya tenemos el anuncio de una corporación privada dispuesta a construir una ciudad para 350.000 habitantes, pero que no tendrá residentes. Así lo presenta la Pegasus Global Holding. Se trata de construcción una "ciudad" que sirva de laboratorio tecnológico para la experimentación de nuevas tecnologías para la ciudad También en el desierto, por supuesto. No es exactamente la idea de ciudad como laboratorio. Sin habitantes, no hay ciudad. Sin habitantes, no hay inteligencia. Una ciudad experimental para testar en el vacío potenciales tecnologías sólo puede generar soluciones pasivas para los edificios y la infraestructura para las utilities. Que tampoco está tan mal. Pero posiblemente sea mucho más eficaz pensar en modelos de testeo tecnológicos abriéndolos desde el principio a situaciones reales, con personas reales usando, transformando y apropiándose de las posibilidades de la ciudad y sus recursos. La conexión entre ambos proyectos es forzada, pero vale la pena aunque sólo sea como excusa para conocer la historia oculta de las pruebas militares de la Segunda Guerra Mundial, y para dedicar una líneas a algo que es obvio: que la ciudad son personas y las tecnologías son para las personas. Por lo que parece, el proyecto no deja de ser una idea feliz en sus fases iniciales, pero es sintomático.
P.D. En un post de Treehugger en el que se hacen eco del tema, descubro que, por lo visto, en la última entrega de Indiana Jones aparece una ciudad fantasma utilizada también para pruebas nucleares. Me pregunto si Dugway sirvió de inspiración para el guión.
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