Han sido décadas perdidas; mientras en otros países de nuestro entorno el equilibrio en el sector de la construcción entre las actividades de obra nueva y las de rehabilitación se mantenía, creando así oportunidades para rehabilitar el parque de vivienda que va deteriorándose, en nuestro país hemos preferido construir flamantes desarrollos urbanísticos esperando que un día se llenasen de gente. Años perdido en los que no se ha prestado suficiente atención a una de las reformas más urgentes que tiene nuestro país: la atención preferente a los barrios tradicionales -tanto en los centros históricos como en las periferias- que necesitaban de un gran programa de regeneración integral en el que la ciudad construida es sólo una parte de esa necesidad de regeneración, que debería llegar a la escala social, comunitaria, comercial, etc. Años perdidos porque el excedente económico industrial encontró razones financieras de peso para dirigirse a la escala constructora de obra nueva que todos conocemos.
Un problema, por tanto, diferente al que se plantean en Estados Unidos, donde se está dando un profundo debate ante la dramática situación de abandono de algunas de las ciudades que han sido en las últimas décadas el motor industrial en el Rust Belt (el cinturón formado por ciudades como Detroit o Flint). Estas ciudades han visto reducir cómo su población se reduce progresivamente al escapar las familias de un entorno que ya no les ofrece ninguna oportunidad de trabajo en las industrias manufactureras y automovilísticas. Shrinking cities las llaman. Es un fenómeno que no ha sucedido en nuestro país, al menos por el momento, y la población de las ciudades españolas permanece razonablemente estable en estos años de crisis.
¿Qué hacer con los espacios que quedan abandonados tras esta huida? Solares que una vez fueron aparcamientos de grandes centros comerciales, o solares que esperan a que su propietario encuentre mejor momento para edificar y urbanizarlos. Los vacíos urbanos forman parte de cualquier ciudad en mayor o menor medida, porque ninguna trama urbana está siempre completada. Para afrontar de forma transitoria o incluso definitiva estos vacíos han surgido en los últimos tiempos diferentes iniciativas, algunas muy conocidas a nivel internacional e incluso en España tenemos ejemplos de este tipo de intervenciones urbanas, unas veces sin apoyo institucional y buscando desde la reivindicación nuevas formas de uso del espacio urbano y, otras veces, contando incluso con el apoyo de las autoridades (como el caso de Esto no es un solar, en Zaragoza). Se trata de una estrategia ciudadana e institucional muy necesaria en la situación actual en la que se encuentran los municipios. Los estados de abandono de solares e incluso locales comerciales van extendiéndose por la ciudad a medida que la crisis paraliza edificaciones y obliga a cerrar negocios en zonas céntricas y también en el resto de barrios de la ciudad. Tenemos aquí una buena idea para actuar con inteligencia en estos momentos de crisis, con fórmulas al menos transitorias que permitan aprovechar estos espacios que una vez tuvieron utilidad o que nunca la han tenido para crear oportunidades de usos cívicos o de otra naturaleza.
Pero me temo que no tenemos un plan para los edificios vacíos, para los edificios ya construidos y que nunca llegaron a tener usuarios o propietarios. ¿Es posible dedicar a otros usos edificios enteros en las periferias residenciales que ni siquiera han llegado a venderse? ¿Y si son dos plantas de un bloque de seis pisos de nueva construcción las que están sin usar? Edificios zombie, todo un desperdicio.
Decorar tu casa es una oportunidad para expresar tu estilo y crear un ambiente acogedor. Combina colores, texturas y elementos personales para transformar cada espacio en un reflejo único de tu personalidad y comodidad.
ResponderEliminar