Me cuentan desde allí y compruebo en algunos periódicos que la mejor señal de cómo la ciudad está viviendo la crisis es el número creciente de coches abandonados en el parking del aeropuerto internacional. Los periódicos avisaban ya de que 3.000 vehículos estaban abandonados a principios de 2009 y la cifra no para de crecer. Los coches más lujosos son subastados y aquellos pertenecientes a los trabajadores expatriados de India, Pakistán o el resto de países que han aportado la mano de obra miserable de todos estos años siguen tirados en los aparcamientos.
El vídeo no tiene desperdicio, puestos a sacarle punta a todo. La música con el estribillo "Please, don´t go" irónicamente apunta al origen de tanto coche abandonado y a la huida precipitada de tanta mano de obra. Los coches, acumulando polvo en zonas que parece que se quedaron a medio construir y sin terminar su urbanización inicial.
En el otro lado del mundo, pero afectada por la misma situación de brutal exposición a crash financiero y sus consecuencias se encuentra Detroit, de la que alguna vez ya hemos hablado. Las ruinas de Detroit campan por la ciudad a medida que avanza el abandono de las plantas del sector del automóvil que tanta riqueza y esplendor han dado a la ciudad en las últimas décadas. Plantas abandonadas y casas abandonadas, que se pueden contar por miles. Igual sucede con Flint, Michigan, también expuesta al cuasi-monocultivo de la industria automovilística. Y otras ciudades del mundo también han vivido esta situación a lo largo de la historia. Ciudades en ruinas, shrinking cities. Hoy en día, más de 500 grandes ciudades están perdiendo población, frente a otras ciudades que emergen como nuevos centros urbanos a medida que acogen un nuevo proceso de abandono rural, esta vez en países en vías de desarrollo y especialmente en aquellos del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India, China). En Estados Unidos, en el marco de los debates sobre el plan de estímulo económico, este tema está teniendo un fuerte protagonismo y se plantean diferentes opciones de qué hacer con estas ciudades medio abandonadas.
Para Detroit, por ejemplo, ya se han planteado formas de recuperación urbana basadas en la conversión de los terrenos abandonados en granjas urbanas. Belfast, Turín o Bilbao son señalados como modelos de ciudades que han conseguido revertir sus pasadas decadencias y que pueden servir de guía para acometer procesos estratégicos de renovación urbana en ciudades como Detroit. Otros proponen medidas más traumáticas: demoler todos los edificios abandonados y empezar de cero, mientras otros enfoques consideran que sería un error tirar de bulldozer en lugar de aprovechar lo ya construida para construir y rehabilitar sobre las bases históricas de las ciudades.
Intuyo que el abandono urbano y la despoblación de grandes áreas urbanas tradicionalmente muy pobladas se convertirá en una tendencia real. Se está dando una transformación de los habituales escenarios demográficos en los que hemos vivido las últimas décadas, y esta trasformación tiene un carácter global. Y esto afectará principalmente a las ciudades de tamaño medio. Reconfiguradas las jerarquías urbanas en el mercado de las ciudades-globales, las ciudades satélite o dependientes de capitales más conectadas con los flujos globales están altamente expuestas a perder población en los próximos años. Detroit hoy puede ser un paradigma de lo que una ciudad debe temer.
Global Map Animation from 1kilo on Vimeo.
En nuestro caso, como he insistido otras veces, tenemos unas particularidades muy concretas frente a este panorama. Tenemos un país de ciudades con expectativas de crecimientos poblacionales alocadas que ya nunca se cumplirán (¿esperó en realidad alguien que se cumplieran o era sólo cuestión de construir las casas?), pueblos convertidos en ciudades a base de nuevas áreas de actuación urbanística que han dejado edificios a medio construir y viviendas sin ocupar. Pero sigue haciendo falta reflexionar sobre qué hacer con todo ello.
Foto de cabecera tomada de Urbanexus.
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