El Príncipe Carlos, Brad Pitt y ahora David Byrne, que como buena cabeza parlante, publicó hace unos días un artículo con su propia visión urbana, A Talking Head dreams of a perfect city. Me topé con su artículo -y con toda la avalancha de posts repitiendo y haciéndose eco del mismo- unos minutos después de publicar el post de ayer, en el que precisamente sugería que quizá deberíamos abordar el tema de los modelos urbanos desde una postura posibilista. Curiosa coincidencia encontrarse con esta visión de Byrne que apela a los sueños y a la ciudad perfecta.
El artículo recoge una serie de criterios del que quiero destacar, por razones obvias, uno:
Human scalePor lo visto, Byrne es un tipo con ciertas inquietudes urbanas ya desde hace tiempo, y está comprometido en el desarrollo de algunas soluciones para la vida en la ciudad (como este sistema para compartir bicicleta), y en esas preocupaciones se enmarca su propuesta. Es un modelo, una propuesta más, que alcanza repercusión más allá de los círculos tradicionales de discusión gracias al impacto e influencia de su figura. La ciudad perfecta, le llama, sobre la que termina diciendo que "My perfect city isn't fixed, it doesn't actually exist, and I like it that way". Nosotros, ayer, quisimos empezar sólo por lo razonable, y quizá poco a poco rescate del olvido ese post hace tiempo prometido sobre utopías urbanas.
Scale is important. In London people hang out in Soho, Covent Garden, Mayfair and other areas of mostly low buildings packed closely together. The City (their financial district), like the downtown in many American cities, is full of tall offices and it empties out at night. It isn't that bustling in the daytime either. Some sort of compromise might be more ideal—the tall towers mixed in with the modest-sized shops and restaurants.
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Foto vía the junes en Flickr.
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