Hace unos meses, con aquello de las elecciones en Estados Unidos, comentamos el interés de disponer de datos para valorar si el electorado urbano tiene tendencias políticas más a la derecha o a la izquierda. En su momento destaqué en un post la importancia del voto urbano en los resultados finales de las elecciones presidenciales norteamericanas, ya que Obama fue capaz de llevarse los estados de mayor componente urbano y fueron esas victorias las que marcaron la diferencia.
La semana pasada El País publicó un reportaje con un llamativo titular, La ciudad nos ha derechizado, del que entresaco algunos párrafos:
La segunda de las causas que se sugieren en el artículo con más fuerza es el miedo, el miedo creciente que generan las ciudades. Un argumento que esconde muchas cosas: esconde la idea de que sólo la derecha se encarga de la seguridad o, que es la derecha la que exalta las sensaciones subjetivas y colectivas de miedo. Esconde la idea de que buscamos protegernos en torno a ideas de rechazo, de defensa, de murallas y fosos, de espacios privados para defendernos de lo público. Sí, la ecología del miedo poco a poco acabará instalándose de forma definitiva, si es que ya no lo está. El artículo así justifica la existencia de ese miedo urbano:Y no entiendo lo que está sugiriendo; mezclando situaciones que no son comparables, situaciones que no son propias del hecho urbano sino, en todo caso, generalizadas. El artículo extrapola estos datos de una encuesta en 10 grandes ciudades mundiales, pero quiero dejar aquí otros datos, que me hablan de otros tipos de malestar urbano (Midiendo la calidad de vida urbana).
En el informe que cito se preguntaba en otras muchas ciudades de todo el mundo una pregunta muy clara: ¿qué es lo que menos te gusta de la ciudad en la que vives? Las respuestas, que no sé si se leen muy bien en la imagen, reflejan otras preocupaciones que me creo más y que dan una imagen más real de lo que de verdad preocupa de la vida en la ciudad: el tráfico, la contaminación, el ruido, la suciedad, la mala gestión de los servicios públicos y, en séptimo lugar, un 10% de los entrevistados respondieron que era la falta de seguridad su principal preocupación, y sólo un 24% la incluyeron entre sus tres principales prioridades.
Pero no sé si lo que interesa es generalizar la sensación del miedo....
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La semana pasada El País publicó un reportaje con un llamativo titular, La ciudad nos ha derechizado, del que entresaco algunos párrafos:
El voto urbano es conservador y es, según los analistas, el que ha devuelto el poder al PP en Galicia. Todo parece indicar que vivir en la gran ciudad nos hace más conservadores, aunque es muy probable que el fenómeno no sea general, sino exclusivamente español y especialmente contundente en Madrid.
"La población joven de rentas bajas, cuyo voto es más proclive a la izquierda, ha abandonado las grandes ciudades en busca de vivienda asequible en la periferia y la vieja clase obrera, también votante de izquierdas, ha vendido sus modestos pisos al calor del boom inmobiliario o los han alquilado a población inmigrante, que no vota".
Los datos de las últimas elecciones municipales indican que (al margen de los cinturones industriales, tradicionalmente de izquierdas) el PSOE domina en municipios de hasta 20.000 habitantes, pero que el PP dobló en victorias (32) al PSOE en capitales de provincia (16). En Madrid, Valencia y Málaga los conservadores mantienen una hegemonía aplastante.
El reportaje alude a varias fuentes de datos, que sería interesante contrastar con las estadísticas electorales de toda la democracia o, al menos, de los últimos 15-20 años. Básicamente, plantea que el acceso al bienestar que se ha generalizado en las últimas décadas -algo que seguro que Vicenc Navarro estaría encantado de rebatir- es una de las causas de la tendencia al voto conservador cada más amplia -supuestamente- en el tejido urbano. Puede ser, no digo que no, pero harán falta más razones. Al fin y al cabo, para el caso de Estados Unidos -y no comparo- decíamos que el sustrato sociológico en las ciudades tendía a ser más de izquierdas, entendiendo por izquierda una serie de valores más presentes en las ciudades (apertura, diversidad, modernidad, etc).
La segunda de las causas que se sugieren en el artículo con más fuerza es el miedo, el miedo creciente que generan las ciudades. Un argumento que esconde muchas cosas: esconde la idea de que sólo la derecha se encarga de la seguridad o, que es la derecha la que exalta las sensaciones subjetivas y colectivas de miedo. Esconde la idea de que buscamos protegernos en torno a ideas de rechazo, de defensa, de murallas y fosos, de espacios privados para defendernos de lo público. Sí, la ecología del miedo poco a poco acabará instalándose de forma definitiva, si es que ya no lo está. El artículo así justifica la existencia de ese miedo urbano:
El tipo de miedos no es similar en todas las ciudades, pero la inseguridad de los ciudadanos viene, en general, dada por la tecnología, el terrorismo, la muerte, la violencia física, la exclusión, la marginalidad o la pérdida de la posición social.
En el informe que cito se preguntaba en otras muchas ciudades de todo el mundo una pregunta muy clara: ¿qué es lo que menos te gusta de la ciudad en la que vives? Las respuestas, que no sé si se leen muy bien en la imagen, reflejan otras preocupaciones que me creo más y que dan una imagen más real de lo que de verdad preocupa de la vida en la ciudad: el tráfico, la contaminación, el ruido, la suciedad, la mala gestión de los servicios públicos y, en séptimo lugar, un 10% de los entrevistados respondieron que era la falta de seguridad su principal preocupación, y sólo un 24% la incluyeron entre sus tres principales prioridades.
Pero no sé si lo que interesa es generalizar la sensación del miedo....
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Hola Manu,
ResponderEliminarperdona el off-topic, pero esta mañana publicaba la edición Cataluña de El País un artículo brillante del brillante Enric González, que seguro que te interesa, "La fiesta fingida"
http://www.elpais.com/articulo/cataluna/fiesta/fingida/elpepiespcat/20090513elpcat_4/Tes/
Me encanta esa revindicación de la barcelona "canalla" que hace (su verdadera virtud, y que nadie reivindica -por suerte, mejor que siga así clandestina-) y que me recuerda a esa tan lúcida de Maruja Torres que decía que esta ciudad, por mucho que la vistan de diseño, "se le sale el carácter destartalado mediterráneo por todas las costuras".
Siento contaminarte esta entrada brillante de nuevo con nuestro monotomea, pero mira, al leerlo me he acordado de tí... Un saludo. AM
@Andrés: un comentario a tu comentario se ha convertido al final en nuevo post. Estimulante el artículo, gracias como siempre.
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