jueves, 13 de noviembre de 2008

Inmigrantes y espacio público

Tres simples observaciones muy locales, tan locales que sólo alcanzan al lugar donde vivo (Getxo-Bizkaia):

  • Sábado por la tarde, Lamiako


  • Sabado por la tarde, Romo


  • Cualquier tarde del fin de semana, Las Arenas
En cualquiera de los tres casos, la nota predominante es la presencia mayoritaria de personas de origen inmigrante. Es algo que salta a la vista, especialmente en el caso de Lamiako, donde desde hace años es tradicional que todos los sábados y domingos se reunan cientos de personas, con la excusa de un deporte a cielo abierto, para jugar a futbol, relacionarse, comer, beber, pasear, etc. Igualmente ha sucedido, esto más recientemente el mismo fenómeno en el parque Artaza, en el barrio de Romo, también en Getxo. En este caso, con la excusa de una merienda campestre en un parque semi-urbano. Por último, la conocida como Plaza del Ajedrez, en Las Arenas, cada vez tiene más presencia de inmigrantes en sus bancos y en los espacios de juego infantil, a la vez que han aparecido desde hace un par de años varios locutorios.


Es algo que se nota, que es visible y surge en las conversaciones entre los vecinos. Y se puede oir de otod, como nos podemos imaginar. Escribo de todo esto porque recientemente se ha publicado un estudio sobre la realidad de la inmigración en Euskadi, con datos provenientes de Ikuspegi-Observatorio Vasco de la Inmigración, en su Barómetro 2008:


Una gran parte de la población vasca desaprueba que los inmigrantes se reúnan en plazas y espacios públicos, construyan templos para sus religiones y tengan centros de enseñanza propios. Así lo indica la segunda parte del Barómetro 2008 elaborado por el Observatorio Vasco de Inmigración, Ikuspegi, que ha sido dado a conocer hoy en Bilbao y en el que se ha encuestado a más de 2.400 personas.
(...)


En este sentido, Oleaga ha subrayado que "el gran agujero negro" de la visión de la inmigración por parte de los vascos está relacionado con el uso de los lugares públicos, ya que "ven con recelo" que los inmigrantes se agrupen y utilicen los parques o plazas públicas. "Se trata de un fenómeno transitorio e inevitable", ha remarcado el director de Ikuspegi, Xabier Aierdi, ya que los inmigrantes utilizan su tiempo de ocio para mantener los lazos con las personas de su mismo lugar de origen hasta que se asientan y se relacionan con los miembros de la sociedad a la que se han trasladado.

Haciendo una lectura simplista de estos datos, sorprende que en la tabla figure este tema de la ocupación del espacio público como principal amenaza o como aspecto menos tolerado por la población de acogida. Los datos sugieren que hay menos rechazo incluso a actividades con un mayor nivel de choque cultural, como la tenencia de centros de enseñanza propios, la construcción de centros religiosos o la utilización de códigos propios de convivencia o de lenguaje, que usualmente son tratados como mayores amenazas. ¿Seremos quizá más tolerantes con lo privado que con lo público? ¿"Lo vuestro es vuestro -con ciertos límites- pero lo de todos es de nosotros sólo"?
Precisamente esas son las sospechas que estaba teniendo últimamente al escuchar algunos comentarios sobre las situaciones que mencionaba más arriba. Parece que sobrevuela sobre el imaginario coelcvo una especie de pérdida del espacio, de apropiación indebida de espacios propios por parte de una población ajena a nosotros, que además los utiliza de forma diferente a nosotros. El eterno ellos-nosotros, me temo. De todas formas, he intentado hacer una búsqueda rápida de datos para toda España y no los he conseguido encontrar, para poder así discutir datos más amplios. Así que si alguien tiene alguna diea de cómo encontrar algún dato similar, perfecto.
Sobre el uso de los espacios públicos por los inmigrantes se ha escrito mucho desde la sociología urbana, como por ejemplo este estudio relativo a Barcelona, con análisis de los casos del Raval y de una plaza de Terrassa, y a nivel local se han comenzado ya a aplicar programas de intervención socio-comunitaria (véase el caso del Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo). Son sólo ejemplos tomados al azar, porque es obvio que es un tema recurrente, pero también sintomático de la realidad urbana. Más teniendo en cuenta cómo se ha dado el fenómeno de la inmigración en nuestro país, completamente acelerado en los útimos años frente a un proceso más paulatino en países de nuestro entorno, como Francia, por ejemplo.

En general, no siendo un experto en estos temas, intento ordenar algunas ideas de profano:
  • Sospecho que la pasión reguladora-ordenadora de nuestra Europa ha hecho del espacio público un lugar organizable y organizado, de nadie porque es de todos, en el que casi nada es posible hacer para que mi libertad no aborde la de los demás, y en esa limitación colectiva no hagamos nada en el espacio público y seamos seres privados y privativos.

  • Tengo la intuición de que en los países de donde vienen los inmigrantes existe una mayor autorregulación del uso del espacio público, y posiblemente estén más acostumbrados a la apropiación coyuntural de estos espacios por grupos que van variando a lo largo del tiempo.

  • Por último, cuando tu espacio privado personal es incómodo (no dispone de buenas condiciones o no es suficientmente pequeño para la comodidad de las personas -muchas normalente- que viven allí), tiendes a ocupar otros espacios. Y como el tiempo de ocio gran parte de las veces exige gastos económicos mientras que la calle es gratis, tienes también a juntarte en la calle. Aglomeración compensatoria le llaman, por lo visto, a este fenómeno de expansión social en el tiempo de ocio de fin de semana, por ejemplo, tras una semana laboral trabajando de interna.
Todo esto lo explican bastante mejor que yo en este breve artículo:

Algunas de estas restricciones que pueden conducir a una aglomeración compensatoria por parte de los inmigrantes son: . Unas condiciones de vivienda caracterizadas por la precariedad y el hacinamiento que restringen la posibilidad de usarlo como lugar para desarrollar relaciones de sociabilidad. Cuanto mayor es la precariedad de la vivienda, mayor es la necesidad de espacio público. . Problemas de acceso a equipamientos de concurrencia pública, ya sea por 1) precio, como puede ser el caso de muchas instalaciones deportivas, 2) discriminación, como puede ser el caso de algunos bares, discotecas, centros comerciales, etc., y 3) falta de programas y contenidos atractivos para estos colectivos de algunos equipamientos culturales públicos (centros cívicos, bibliotecas, etc.). . Falta de equipamientos comunitarios apropiados, como puede ser el caso de los equipamientos religiosos. Esto es lo que ocurre cuando el centro de oración es pequeño y obliga a los fieles a orar en la calle en algunos días señalados, o cuando no hay espacios apropiados para determinados ritos (por ejemplo el sacrificio de animales en la fiesta del cordero).

Por ello, la presencia de grupos numerosos de inmigrantes, su apropiación espontánea o planificada incluso de espacios colectivos, es sentida cada vez por un mayor espectro de población quizás porque hemos sido enseñados en el sobre-civismo. También es cierto que huimos de la expresión pública del conflicto social entendido como la rivalidad por el espacio y los recursos, una de las bases fundantes de la vida comunitaria. Y quizá sea un civismo mal interpretado, o poco abierto a otras formas de ocupación del espacio. O quizás la ocupación del espacio público da visibilidad a una realidad que no queremos ver.

Como recomendación, la revista Architecture, City and Environment que edita la UPC recientemente ha dedicado un monográfico a la cuestión titulado “Inmigración y Ciudad: Nuevas realidades para ciudades en transformación" , con diferentes atículos de enorme interés para quien tenga cierto tiempo para profundizar en detalles. En especial, el artículo de Mikel Aramburu, "Usos y significados del espacio público".

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2 comentarios :

  1. Muy interesante manu este artículo. Los resultados de esta encuesta son tristes pero no me sorprenden tambien son una señal de la labor que qieda por hacer.

    Cuando vivía en Madrid, me acuerdo que los domingos me encantaba pasear por el Retiro porque había zonas que se transformaban en auténticas campos de alegría donde se juntaban millares de inmigrantes latinoamericianos para jugar al volleibol, al fútbol, charlar, hacer jugar los niños, reirse, cortarse el pelo (había "peluqueros" en los bancos), tomar una cerveza (señoreas con un carrito vendían cervezas fresquitas a los jugadores). Era todo un espéctaculo, un gran pueblo en fiesta y el único momento de descanso bien merecido para esta población que el resto de la semana trabajaba encerrada en fábricas o casas de "señoritos"o en la construcción y viven para muchos en jaulas. Demasiadas personas prefieren ver a estas personas escondidas, "que trabajen y que vivan pero en silencio y fuera de mi vista". Creo justamente que los inimigrantes enseñan el camino que seguir en la reapropiación del espacio público, participan a la vida del foro, la cultura del intercambio, del ocio todo lo que da vida a una ciudad.

    Siempre me acordaré una reflexión que oí de una persona de Logroño que dijo hablando de un parque con barbacoas cerca del campo de golf que me chocó: "esta muy bien este parque...pero sabes el problema...hay demasiados inmigrantes que vienen a usar las barbacoas con todas sus familias...".No commment.

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  2. @Katixa: por no hablar de algo que tú conoces mejor, la expresión radical de ese conflicto social en las calles de París y en otros suburbios. ¿Crees que está cerca que pasen aquí los episodios de los banlieus?

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