Quiero decir: ¿realmente creemos que son admisibles esos actos en los que Su Graciosa Majestad (es decir, las Administraciones Públicas) "regala" viviendas? Esas imágenes de sorteos en pabellones deportivos me producen cierta vergüenza ajena, pero sobre todo propia.
Yo no viví aquello de los sorteos de los quintos, pero me recuerda tanto....como si fuera una reminiscencia de otras épocas. La vivienda pública podría ser un instrumento (el mayor) para la redistribución de la renta, ya que las instituciones invierten enormes cantidades de dinero público en la edificación de promociones públicas (y aún no suficientes) y, sin embargo, aceptamos pacíficamente que este dinero público se distribuya basándose en un criterio tan poco alejado de la capacidad de renta como es el AZAR. Quizás los aceptamos por aquello tan humano: "a lo mejor me toca a mí". Claro, esa es la trampa: como a todo el que entra en las listas le puede tocar, pues ya parece que es un sistema justo, precisamente porque parece que no entran las Instituciones con sus criterios absurdos. Y, en realidad, lo que hacen estas es, por omisión, favorecer un modelo de acceso a la vivienda ilógico e injusto.
Me temo que el sorteo como medio de asignación de un recurso escaso como es la VPO se ha extendido simplemente por la pereza mental de nuestras Administraciones, porque es el sistema burocráticamente más sencillo. En un tiempo en el que la burocracia está mal vista -aunque sea para mejorar la eficacia en la consecución de los objetivos públicos, que debería primar frente a la eficiencia en la asignación de recursos públicos-, creo que existen realmente mejores sistemas que aseguren que esta redistribución atiende a criterios sociales más objetivos que el simple azar. Por ejemplo, ya que las políticas de vivienda exigen tantos recursos, creemos realmente un sistema de inspección suficiente, no sólo para comprobar el correcto destino no fraudulento de las viviendas (que tampoco se hace especialmente bien, la verdad) sino, sobre todo, para ampliar el sistema de valoración sobre la "necesidad social" y las condiciones objetivas y, sobre todo, subjetivas, de la persona que quiere acceder a la vivienda. Digo condiciones subjetivas porque creo que es ahí donde las instituciones deberían entrar. Sí, ya sé lo que me dirán muchos, los anarquistas, los liberales, los anti-estatistas,....pero a mí me da que, mientras estemos hablando de repartir dinero público, debemos ser exquisitos en acercarnos al óptimo de atención al estado de necesidad , si no, estamos cometiendo una especie de fraude.
No es lo mismo:
- Un mileurista con perspectivas de promoción en su carrera profesional que un mileurista que, por su formación, no tiene las mismas perspectivas.
- Un joven de 27 años con ingresos propios bajos proveniente de una familia humilde que un joven de 27 años con ingresos propios bajos pero de una familia acomodada.
- Una mujer soltera con hijos a su cargo que un hombre soltero con hijos a su cargo.
- Etc.
A nivel institucional, también en el País Vasco, ha sido el propio Ararteko (Defensor del Pueblo) el que ha levantado la voz de alarma con ideas muy sensatas, pero me temo que no ha tenido muy buena acogida. Para mantener su continuidad, algunos afirman que es un "mal necesario". ¡Cuánto derrotismo! Un mal necesario son los árbitros de fútbol, la lluvia, el paso veloz del tiempo,....pero no puede serlo un sistema que supuestamente quiere participar en la redistribución equitativa de la riqueza para cohesionar socialmente el país.
Informe del Ararteko: Las políticas públicas de vivienda dirigidas a la población joven en la CAPV'
En fin, si hace falta gastar el 10% del presupuesto de la política de vivienda en un cuerpo de control administrativo de las situaciones de necesidad, que realmente controle todas las circunstancias objetivas y subjetivas de unos y otros, que se gaste, pero creo que esta sociedad no debería admitir por más tiempo este tipo de sorteos.
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