Quiero abrir este artículo recordando un librito de Italo Calvino, "Las ciudades invisibles". Tomando como pretexto una supuesta visita de Marco Polo al emperador Kublai Kan en la que le cuenta las maravillas que ha encontrado en sus diferentes viajes, el autor describe una serie de escenarios idealizados de la forma de vivir en comunidad más avanzada que tenemos los seres humanos, las ciudades. Son retazos, reflexiones e ideas del autor sobre mundos posibles pero imaginarios.
Me pregunto si hubiera que escribir un capítulo nuevo del libro, cómo abordar la descripción de esa ciudad creativa y del conocimiento de la que tanto se habla últimamente. ¿Qué le contaría Marco Polo al emperador de esa última ciudad que ha visitado?
Quizá empezaría hablando de cómo las ciudades pueden reinventarse a partir de apuestas de renovación urbana (Bilbao, Cannary Wharf en Londres, Malmö,…); quizá seguiría hablando de ciudades que apuestan por nuevos espacios digitales o entornos económicos basados en la creación de contenidos digitales como el caso de Dublín, o ciudades que reinventan conceptos urbanísticos clásicos para amoldarlos a las nuevas necesidades de la economía global, como Barcelona y su 22@. Ciudades con líderes capaces de ofrecer respuestas complejas a los problemas de transporte, como en el caso de Curitiba, ciudades que piensan más allá de sus fronteras administrativas y se comprometen con el desarrollo metropolitano y regional, ciudades que apuestan por una vida más tranquila, más cómoda y más accesible a todo el mundo (esas "Slow cities" que Marco Polo encontraría por diversos países).
Hablaría de ciudades que entienden que competir a través del precio de los factores de producción es una huida hacia delante y que, en cambio, apuestan por competir entre ellas desde la cooperación y por ofrecer un entorno de calidad para acoger las actividades más intensivas en conocimiento, para acoger a las personas más creativas y preparadas y por integrar en su modelo comunitario a todas las personas para ofrecerles la gama más amplia posible de capacidades y libertades para su desarrollo personal.
Hablaría de ciudades capaces de sumar sus recursos públicos, la iniciativa privada y la capacidad de ilusión de la sociedad para crear nuevas formas de vivir, aprender y trabajar en una sociedad que cambia permanentemente. Hablaría de ciudades abiertas, diversas, complejas en sus usos y en la convivencia de personas y colectivos, ciudades de ciudadanos comprometidos por participar en la vida común porque tienen espacios para tomar parte en las decisiones colectivas.
Hablaría de ciudades diversas, con tramas urbanas complejas, donde los ciudadanos comparten espacios públicos más allá de sus diferencias sociales, ciudades que permiten el trasvase y el progreso personal entre diferentes estatus sociales, ciudades abiertas a la calle y no encerradas en espacios privados, ciudades acogedoras y educadoras.
Hablaría, en fin, de líderes, de personas, de grupos de personas con ideas comprometidas, con capacidad de sumar, de construir una idea compartida sobre la forma de vivir en comunidad y con el mundo, capaces de poner en marcha proyectos, de activar las fuerzas dormidas de la ciudad, de crear un entorno ideal para la actividad económica y el desarrollo social.
¿Existe esta nueva ciudad invisible? ¿Es la suma de los trazos de ciudades que ya existen? ¿Qué ciudades actuales podemos proponer en esa lista de las Siete Maravillas? ¿Qué ciudad actual quiere proponer un nuevo párrafo para la próxima historia de Marco Polo?
"¿Qué es hoy la ciudad para nosotros? Creo haber escrito algo como un último poema de amor a las ciudades, cuando es cada vez más difícil vivirlas como ciudades. Tal vez estamos acercándonos a un momento de crisis de la vida urbana y "Las ciudades invisibles" son un sueño que nace del corazón de las ciudades invisibles".
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