Los días 14 y 15 de noviembre se celebrará la tercera edición de las jornadas Destrucción creativa, organizadas por ZZZINC, La Hidra y Etopia. Aunque en años anteriores no he podido asistir, siempre ví esas ediciones como un encuentro intenso de personas, proyectos e iniciativas de mucho interés. Este año voy a tener la oportunidad de estar y creo que es un planazo todo el programa. Una suma de temas actuales, conferencias y talleres-laboratorio que se presentan así:
Me han invitado a compartir unas reflexiones iniciales para el debate de la sesión ¿Cómo compartir la ciudad?, en el que intervendrán Iñaki Romero (Paisaje Transversal), Daniel Sarasa (Milla digital) y Julia López Ventura (Habitat Urbà Ayuntamiento de Barcelona) con el siguiente planteamiento:
Por eso esta sesión me parece un reto muy oportuno. Sin necesidad de rebajar el discurso de fondo ni la fuerza conceptual de nuevos planteamientos para "hacer ciudad" -sea en el campo de la organización de proyectos, de la vivienda, de la tecnología, de la cultura,...- ni tampoco de aspirar a la institucionalización como vía única para poder tener una interlocución con la Administración. Quizá sea necesario, por poner el caso específico de las smart cities, superar la contraposición top-down vs. bottom-up por reduccionista y poco práctica (perfecta aquí la definición de partida de la sesión). Tal vez no. Quizá hay que avanzar hacia nuevos instrumentos y nuevas culturas de relación de la burocracia con iniciativas ciudadanas que siempre ha entendido como excepciones y que cada vez son más la forma de encarar las nuevas prácticas sociales. Así que, seguramente, esta vez, como intervención inicial, plantearé dudas y ocurrencias más que certezas, y no tanto una intervención más acabada. No es sencillo porque será complejo aprender de nuevo a negociar estas relaciones, inventar nuevas rutinas y procedimientos en las instituciones públicas que quieran transitar este proceso, reconocer los invisibles de la ciudad, etc.
Más allá de esta sesión específica, lo bueno es que todo el programa tiene una pinta magnífica. Repensar el mercado con tantos temas que están hoy en debate (con tanto que pensar sobre eso de la economía colaborativa y sus diferentes y resbaladizos perfiles, por ejemplo), comprender los cambios y contradicciones en el campo del conocimiento científico o debatir sobre los retos más prácticos de la democracia que se nos viene encima. Y para terminar, un día entero de talleres para dar forma a los debates del viernes. Casi anda.
Por un lado, revisaremos las narrativas utópicas presentes en cada uno de esos escenarios. La ciudad como espacio medular del cambio social y productivo, la democracia como ágora permanente para la toma de decisiones, el mercado como espacio que automáticamente garantiza la interacción entre iguales, la ciencia ciudadana como expresión tangible de la disolución de los muros entre expertos y amateurs. Queremos recuperar estas narrativas utópicas para ver cuánto queda de ellas o cómo se han transformado al entrar en contacto con la realidad empírica. Para ello, el viernes 14 de noviembre tendremos toda una jornada con 4 paneles dedicados a cada uno de esos ámbitos temáticos.
Por otro lado, dedicaremos una segunda jornada intensiva para plantear escenarios futuros posibles, un ejercicio de diseño especulativo con el que poder imaginar las prácticas actuales en un espacio temporal que todavía está por venir. Con ese objetivo, el sábado 15 de noviembre se realizarán 4 talleres donde lanzar análisis prospectivos que puedan ser útiles para las experiencias invitadas y las prácticas locales. Ideas, ejemplos y reflexiones que creemos han de situarse en el centro del actual cambio de época.
Me han invitado a compartir unas reflexiones iniciales para el debate de la sesión ¿Cómo compartir la ciudad?, en el que intervendrán Iñaki Romero (Paisaje Transversal), Daniel Sarasa (Milla digital) y Julia López Ventura (Habitat Urbà Ayuntamiento de Barcelona) con el siguiente planteamiento:
En los últimos años, el discurso de la innovación alrededor de las ciudades ha girado alrededor de dos ejes: una visión vertical en la que se usan nuevas tecnologías y procesos en pos de la eficiencia (las políticas de la “smart city”), y una emergente en que ciudadanos autoorganizados intervienen en dar forma al tejido de la ciudad, y asumen responsabilidades en su gestión (bautizados en contraposición como “Smart Citizens”).
En esta sesión queremos avanzar más allá de este dualismo y profundizar en qué mecanismos de interlocución pueden establecerse entre ciudadanos y gestores tanto a nivel político e institucional como tecnológico, con el objetivo de “compartir” de manera mucho más directa los proceso de toma de decisión que acaban dando forma a la ciudad que habitamos.
Entre otras cuestiones, es necesario no solo poner en diálogo estas formas de entender la gestión urbana, sino conocer si existen vías efectivas para consolidar los modelos que se prefiguran en los procesos de autogestión ciudadana. Es preciso preguntarse si la autoorganización cabalga sobre el deseo de una ciudad más participada o bajo la demanda de nuevos marcos legislativos que reconozcan y garanticen otras formas de propiedad urbana a las practicadas en el ciclo immobilario.Mi intervención estará centrada en la narrativa de las smart cities, en parte como provocación y en parte para establecer algunas ideas que después puedan surgir en el debate sobre la relación entre infraestructuras abiertas, trabajo en red, políticas públicas y tecnología. Pero aún tengo unas semanas para madurarlo porque creo que el reto está en plantear un escenario de diálogo en el que poder encontrar conexiones entre prácticas y discursos que están muy poco conectados. Es lo que a veces he llamado el diálogo de sordos. No hay necesidad de empeñarse forzosamente en encontrar esa relación, digamos, proyectos ciudadanos y proyectos institucionales. Todo tiene su espacio. Pero sí me he empeñado a veces en la necesidad de romper la tendencia a caminar por separado cuando hay caminos que pueden recorrerse juntos.
Por eso esta sesión me parece un reto muy oportuno. Sin necesidad de rebajar el discurso de fondo ni la fuerza conceptual de nuevos planteamientos para "hacer ciudad" -sea en el campo de la organización de proyectos, de la vivienda, de la tecnología, de la cultura,...- ni tampoco de aspirar a la institucionalización como vía única para poder tener una interlocución con la Administración. Quizá sea necesario, por poner el caso específico de las smart cities, superar la contraposición top-down vs. bottom-up por reduccionista y poco práctica (perfecta aquí la definición de partida de la sesión). Tal vez no. Quizá hay que avanzar hacia nuevos instrumentos y nuevas culturas de relación de la burocracia con iniciativas ciudadanas que siempre ha entendido como excepciones y que cada vez son más la forma de encarar las nuevas prácticas sociales. Así que, seguramente, esta vez, como intervención inicial, plantearé dudas y ocurrencias más que certezas, y no tanto una intervención más acabada. No es sencillo porque será complejo aprender de nuevo a negociar estas relaciones, inventar nuevas rutinas y procedimientos en las instituciones públicas que quieran transitar este proceso, reconocer los invisibles de la ciudad, etc.
Más allá de esta sesión específica, lo bueno es que todo el programa tiene una pinta magnífica. Repensar el mercado con tantos temas que están hoy en debate (con tanto que pensar sobre eso de la economía colaborativa y sus diferentes y resbaladizos perfiles, por ejemplo), comprender los cambios y contradicciones en el campo del conocimiento científico o debatir sobre los retos más prácticos de la democracia que se nos viene encima. Y para terminar, un día entero de talleres para dar forma a los debates del viernes. Casi anda.
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