Como comenté, la semana pasada tuvo lugar el seminario Perspectivas y oportunidades de la ciudad construida en la sede de Valencia de la UIMP.
Ha sido un encuentro bien interesante centrado en cómo sacar partido al máximo de la ciudad que ya tenemos. Ante el fin del modelo expansivo, toca volver la mirada de una vez a los espacios, edificios y equipamientos que en la ciudad consolidada están esperando una activación posible. El centro de Valencia, la ciudad entera, es una buena muestra y, de hecho, los organizadores prepararon unos mapas a la entrada de la sede a modo de exposición representando los espacios sin uso en la ciudad. Muchos, demasiados. Pero, también, muchas posibilidades de desarrollar actividades en ellos. Pero como transmitieron muchos de los proyectos que formaron parte del seminario, sólo podrán ser realidad desde nuevas prácticas urbanas y nuevas formas de crear cercanía y relación entre la ciudadanía más próxima a estos espacios.
Para variar, volví a tener la oportunidad de presentar el enfoque del urbanismo adaptativo como manera de afrontar esta realidad. Esta vez, como casi siempre, traté de ser posibilista, pensando en acercar estas prácticas y algunos ejemplos ilustrativos al pragmatismo que necesariamente se da en las áreas de gestión municipal que podrían estar interesadas en estos planteamientos. Y, al mismo tiempo, insistir en la idea de construir procesos más que construir proyectos. De hecho, me apunto que, para las siguientes, seguramente en estas presentaciones tendré que hacer más hincapié en cómo crear las condiciones y no tanto en los proyectos, espacios y usos que se pueden dar. En cualquier caso, por ahí dejo el documento que utilicé.
Ha sido un encuentro bien interesante centrado en cómo sacar partido al máximo de la ciudad que ya tenemos. Ante el fin del modelo expansivo, toca volver la mirada de una vez a los espacios, edificios y equipamientos que en la ciudad consolidada están esperando una activación posible. El centro de Valencia, la ciudad entera, es una buena muestra y, de hecho, los organizadores prepararon unos mapas a la entrada de la sede a modo de exposición representando los espacios sin uso en la ciudad. Muchos, demasiados. Pero, también, muchas posibilidades de desarrollar actividades en ellos. Pero como transmitieron muchos de los proyectos que formaron parte del seminario, sólo podrán ser realidad desde nuevas prácticas urbanas y nuevas formas de crear cercanía y relación entre la ciudadanía más próxima a estos espacios.
Para variar, volví a tener la oportunidad de presentar el enfoque del urbanismo adaptativo como manera de afrontar esta realidad. Esta vez, como casi siempre, traté de ser posibilista, pensando en acercar estas prácticas y algunos ejemplos ilustrativos al pragmatismo que necesariamente se da en las áreas de gestión municipal que podrían estar interesadas en estos planteamientos. Y, al mismo tiempo, insistir en la idea de construir procesos más que construir proyectos. De hecho, me apunto que, para las siguientes, seguramente en estas presentaciones tendré que hacer más hincapié en cómo crear las condiciones y no tanto en los proyectos, espacios y usos que se pueden dar. En cualquier caso, por ahí dejo el documento que utilicé.
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