miércoles, 9 de enero de 2013

Artículo. El valor cívico de las aplicaciones móviles

Dejo aquí una versión ampliada de la comunicación presentada en el pasado congreso EQUIciuDAD 2012. Todas las comunicaciones han quedado recogidas en el libro del congreso.

La generalización de los dispositivos móviles y la disponibilidad ya de una amplia experiencia en el uso de herramientas digitales para la interacción social han creado un nuevo marco de actuación cívica que multiplica la capacidad de la ciudadanía para intervenir en los asuntos comunes. En los últimos años hemos asistido a la irrupción de un nuevo discurso en torno a la ciudad que se focaliza en la idea de las smart cities como vehículo de transformación de lo urbano.  Se trata de un debate hasta cierto punto polarizado por visiones muy distantes unas de otras respecto al papel de la tecnología en la ciudad y que encierra, en último término, una visión particular de la ciudad, sus agentes, el espacio físico y el espacio de los flujos de las relaciones que se dan en el entorno urbano. En este sentido, prácticamente el único punto de unión en esta “batalla” por las smart cities reside en la asunción de que las tecnologías digitales implican un cambio de escenario sobre la forma en la que se organiza la vida en la ciudad, incidiendo en algunos casos sobre la mejora de la eficiencia en la gestión de los servicios públicos y las infraestructuras que soportan el funcionamiento urbano, mientras que en otros casos se incide en las tecnologías digitales como habilitadoras de una nueva acción colectiva con mayor autonomía de organización, creación y aportación sin pasar por los filtros de lo público para crear herramientas de intervención y organización comunitaria para actuar sobre los asuntos públicos.

Las tecnologías móviles, en este sentido, aportan una renovada capacidad cívica de intermediación en la ciudad con un alto componente de creación colectiva y de intensificación de las dinámicas urbanas, y existen actualmente muchos casos de utilización exitosa de estas herramientas en muchas ciudades del mundo, tanto desde un impulso institucional como desde un impulso ciudadano. Este artículo repasará de forma breve el impacto de las tecnologías móviles en la vida cotidiana en la ciudad, algunas dinámicas que se están utilizando para implicar a las comunidades locales en la generación de soluciones móviles concretas para sus ciudades,  un marco de colaboración entre los ámbitos tecnológicos y no tecnológicos como vía para asegurar la adecuada contextualización de las aplicaciones móviles que se generen desde una visión cívica de las tecnologías móviles y, por último, un ejemplo concreto de este tipo de colaboraciones.

El valor cívico de las aplicaciones móviles
Las iniciativas de impulso del uso de aplicaciones móviles (y otras soluciones basadas en las tecnologías digitales) para generar soluciones prácticas para los diferentes aspectos relacionados con la vida urbana se están extendiendo por todo el mundo y cuentan hoy en día con suficiente trayectoria como para presentar un balance significativo de éxitos y fracasos y lecturas que realizar para mejorar las intervenciones urbanas a futuro. Todas estas dinámicas, algunas de las cuales mencionaremos en los siguientes párrafos, comparten una visión en torno al valor cívico de las herramientas digitales como habilitadoras de procesos de cambio y concienciación. Sin embargo, la presencia de este valor cívico no es tan evidente, entendiendo valor cívico como el atributo propio de la vida en la ciudad o la incorporación de una variable urbana  a las tecnologías en cuanto a promoción de la libertad, de la acción comunitaria, del compromiso social, la crítica social y la construcción de alternativas.

Determinados proyectos que persiguen crear plataformas de innovación social con ayuda de las tecnologías para afrontar soluciones locales a problemas de las ciudades están explorando esta vía. Mientras que determinadas dinámicas tipo hackathon o similares, basadas en la concentración de conocimiento y habilidades técnicas sobre el desarrollo de aplicaciones móviles buscan promover la creación de nuevas apps u otro tipo de soluciones de manera generalista, otras dinámicas están sumando a este conocimiento técnico un esfuerzo por dotar de contenido urbano a estos esfuerzos creando contextos más eficaces para la generación de soluciones hiper-locales y creando entornos de cooperación entre personas y colectivos comprometidos con la ciudad y, en algunos casos, también con las propias instituciones locales.


En este sentido, el concepto de apropiación de las herramientas sigue siendo clave en una nueva teoría de la acción colectiva basada en las tecnologías móviles. El proyecto The Mobile City es una buena exploración de este aspecto y su trabajo Ownership in the hybrid city  dibuja un panorama completo sobre cómo afrontar la construcción de procesos y dinámicas de interacción social desde el compromiso cívico y la acción comunitaria en las que lo digital juega el papel de canalizador de un proceso más complejo de activación de la participación social en los asuntos comunes de la ciudad. En este sentido, la web y todas las soluciones derivadas, en el despliegue social que con el que va configurándose, abre nuevas opciones para desarrollar herramientas de activismo y compromiso social que, sólo apenas unos años apenas podíamos imaginar. Ha abierto la posibilidad de diseñar instrumentos de relación social que nos hace más abiertos y colaborativos en entornos personalizables de participación.

No es una cuestión trivial o semántica. La generalización de los dispositivos móviles ha hecho que la interacción con un espacio digital sea constante y diaria. Un everyware  invisible que está en todas partes. Nuestra vida es un permanente camino de rastros digitales de la interacción con las dependencias públicas, con las máquinas canceladoras o cualquier otro punto de la esfera de objetos públicos conectados , con los servicios y aplicaciones de nuestros dispositivos móviles, con las tarjetas bancarias, etc. Los ciudadanos somos un continuo de datos, meros generadores pasivos de información que va quedando por el camino del uso de las redes sociales. Mariposas  revoloteando de un tema a otro, de una aplicación a otra, sin una dirección clara y perdidos en la confusión.

Una respuesta a esta desazón errante del ser humano del siglo XXI es, precisamente, la posibilidad de crear soluciones en las que podamos ser activos generadores de información y recopiladores de datos para agregarlos conjuntamente a través de procesos de crowdsourcing, por ejemplo. Diferentes proyectos relacionados con problemáticas urbanas se han basado en este modelo, buscando la aportación colectiva de información, en especial a través de iniciativas de mapeado o simplemente utilizando aplicaciones móviles a través de las cuales los usuarios generan y comparten información. Sin embargo, el peligro reside en generar con ello esquemas de actuación en los que el ciudadano –el usuario de las aplicaciones o participante en los procesos basados en tecnologías móviles- tenga un papel excesivamente pasivo como mero recolector  de información.



Siguiendo este planteamiento, en el libro From social butterfly to engaged citizen, Kurt Iveson publica un artículo titulado "Mobile media and the strategies of urban citizenship: discipline, responsibilisation, politicisation" que marca algunas claves para vincular los dispositivos móviles en procesos de compromiso ciudadano real más allá del peligro de asignar al ciudadano un papel de mero recolector de información. Es un punto clave para que las aplicaciones móviles que se puedan crear tengan un sentido urbano.

"(...)different applications of social and mobile media technologies will have different impacts on urban life, depending on the model of governance and stategies of citizenship they embody".

De esta manera, la acción colectiva en torno a las redes sociales y las aplicaciones móviles adquiere un potencial de politización para dar respuesta a problemas urbanos desde la pertenencia a la ciudad y la apropiación de las tecnologías, frente a modelos de utilización de las tecnologías digitales para meras estrategias de control –el caso más claro es el de las aplicaciones dirigidas a la seguridad o la identificación de actividades- o de responsabilización.

Con estas consideraciones iniciales, las apps se convierten en una vía más para romper el modelo tradicional de intermediación institucional del ciudadano, que ahora amplía su capacidad para intervenir y hackear el gobierno para crear soluciones colectivas fuera de los circuitos tradicionales. Surge así, tenemos la posibilidad de dar una orientación ciudadana al discurso predominante del papel de la tecnología en la ciudad desde un sentido de apropiación ciudadana de las posibilidades tecnológicas digitales en el diseño de servicios y herramientas digitales, un cambio de perspectiva basado en tres pilares: la ciudad como plataforma para unos datos que deberían ser de "propiedad" colectiva, los medios digitales como instrumentos de acción colectiva, cocreación y auto-organización y la capacidad de sumar a más actores y públicos a los temas de interés público.

El open data como materia prima para actuar ante los mismos problemas de siempre
Una de las dinámicas que más está contribuyendo a ampliar el horizonte cívico de las tecnologías móviles es el open data. El procesamiento de datos públicos para su reutilización para cualquier uso que de ellos quiera hacer un colectivo a la hora de comprender la información digital existente sobre cualquier materia permite generar nuevas herramientas. Estas herramientas basadas en la disponibilidad de datos abiertos permiten comprender mejor la realidad, observarla de la forma más aproximada a la realidad y, en último término y sobre todo, construir soluciones abiertas aprovechando las tecnologías móviles.

Que el movimiento del open data está creciendo es un hecho innegable y se ha convertido en un fenómeno global. Y que su impacto en la forma en que podemos construir la vida colectiva avanza día a día, también. Es uno de los temas del momento y traspasó hace tiempo las fronteras de los círculos iniciales que supieron ver la oportunidad de abrir los datos públicos para liberar información y convertirla en herramientas y capacidades útiles. Es una melodía fácil de escuchar porque apela a devolver lo que nunca debió dejar de ser nuestro. Pero no es el final del camino porque el objetivo no es liberar, sino liberar-para y liberar-porque.

Open Data Movement (via Visual.ly)
Por supuesto, quienes trabajan más directamente en proyectos relacionados con el open data, tanto desde la gestión pública (luchando, gran parte de las veces, contra muros visibles e invisibles que poco a poco van cayendo por su propio peso) y desde la creación de soluciones y herramientas para su aprovechamiento para diferentes fines colectivos, son perfectamente conscientes de que la extensión de experiencias de open data en diferentes instituciones públicas en todo el mundo no es un buen indicador. Simplemente, refleja una tendencia, pero poco más. El problema de celebrar que el movimiento avanza es dejarnos en el tintero algunas cosas más de fondo. Como decía Usman Haque en Surely there's a smarter approach to smart cities?:

We, citizens, create and recreate our cities with every step we take, every conversation we have, every nod to a neighbour, every space we inhabit, every structure we erect, every transaction we make. A smart city should help us increase these serendipitous connections. It should actively and consciously enable us to contribute to data-making (rather than being mere consumers of it), and encourage us to make far better use of data that's already around us.

Por un lado, plantea un aspecto fundamental a la hora de trasladar todo el discurso del big data de esas smart cities de las que tanto se habla a la realidad de la vida urbana, marcada principalmente por la complejidad y la impredecibilidad, silenciada esta última esperando un futuro de predecibilidad total. Y por otro lado, una salvedad relacionada con el riesgo de convertir todo esto en una gran barrera de entrada para el no experto. También David Eaves ha planteado últimamente un tema de fondo en su artículo Lies, damned lies and open data , en el que apunta que no podemos quedarnos paralizados celebrando el éxito de un movimiento tan fuerte e influyente cuando, en realidad, el open data no elimina la necesidad del debate político. Esta idea encaja con la del riesgo del neo-positivismo del dato: como disponemos de información pública accesible y transparente, los datos ya están ahí y son claros, objetivos y sin sesgos. Y, sin embargo, son sólo el material –y bastante avance es poder acceder a él- para intervenir críticamente sobre la realidad. Un nuevo aviso frente a los cantos de la despolitización y la desideologización a lomos de la asepsia del dato. Acceder a las evidencias de la gestión pública –a través del rastro que deja la acción institucional- y poder usarla y manipularla para crear herramientas, aplicaciones y servicios no es el final sino el principio:

Quite the opposite. Open data will not depoliticize debate. It will force citizens, and governments, to realize how politicized data is, and always has been.

¿Cómo obtiene el poder público los datos? ¿Y para qué los utiliza? ¿Qué sesgo utiliza para elegir unos temas y no otros a la hora de procesar la información que generan? Estas y otras preguntas siempre han sido parte del terreno del debate y la confrontación política y van a seguir estando y, sumándolo a ello, el creciente riesgo de de divide en la capacidad de poder participar en esta nueva cultura digital. Con esto, llegamos al tercer tema de fondo en el open data, The open data doppelgänger o quién controla los datos y para quién (Merece la pena leer el artículo de Tom Slee, titulado Seeing like a geek, porque revisa el papel de grandes empresas y emprendedores digitales en la selección de qué y cómo se libera y se reutiliza, el funcionamiento de este ecosistema como mercado, el siempre presente sesgo cultural y demográfico ("empoderar a los empoderados"), etc.). ¿A que vuelve a sonar a tema clásico de ciencia política? Será que la política siempre da vueltas sobre los mismos temas . Es una posición que puede ser vista como crítica o cínica por un entusiasta del open data, pero no debería minusvalorarse porque es la clave de todo este asunto.

Cosas como las que dejaba apuntada Usman Haque en sus notas resumen de la exposición que hizo en la Open IoT Assembly celebrada en junio en Londres y que desde entonces las tengo muy presentes (rescato algunas):

the spectacularisation of data, revelling in complexity only so that ‘experts’ can rescue us from the cacophony: scientists, urban planners, yes, even artists 
the concerning thing about this neo-postivism is when it’s applied to the design and manipulation of our cities because these processes have their own ‘god fantasies’: 
o efficiency (those big biz initiatives that use “Smart” throughout their PR material) 
o predictability 
o homogeneity 
o all the things that go counter to the sustainability of what makes a city a city 
o social goals that rarely have anything to do with technology and sound suspiciously like the sorts of things urban planners were saying in the 50s and 60s when they gave us highways and highrises/tower blocks 


Son tres aproximaciones para poner un poco de cautela ante el riesgo de triunfalismo. El open data, junto con el resto de movimientos han puesto en cuestión muchas lógicas tradicionales sobre lo público, lo colectivo, la creación o el acceso a la información, abre posibilidades inmensas….para tratar de dar respuesta a los mismos problemas y conflictos de siempre. Rompiendo las barreras de la información que nunca debería haber dejado de ser accesible, ganamos en capacidad para intervenir, para crear y para posibilitar otra forma de hacer las cosas. La nueva dimensión de la acción cívica a partir de las aplicaciones digitales cuenta con las dinámicas abiertas de innovación y co-creación (desde el open government al open data, formando todas sus vertientes un conjunto) para explorar nuevos modelos de intervención en lo público y para actuar sobre las problemáticas y conflictos tradicionales.

UrbApps. Jugando en la frontera de dos mundos
UrbApps es una iniciativa de innovación social en el ámbito de las tecnologías móviles que quiere poner en común el conocimiento de personas del mundo del desarrollo de aplicaciones pero y el de las personas que puedan aportar claves de diseño y de experiencia de usuario y personas más relacionadas con la promoción de la sostenibilidad y el trabajo comunitario. Son tres ingredientes básicos para acertar bien en el desarrollo de aplicaciones móviles para la ciudad inteligente, que al final son sólo un instrumento para intervenir en un contexto en el que la solución técnica depende del comportamiento de los usuarios, de entender bien las claves del funcionamiento urbano, de los problemas ambientales que quiere resolver, etc. Mediante metodologías de análisis y debate para el prototipado de aplicaciones, UrbApps se sitúa en el entorno de las hackathons sumando al trabajo de desarrollo de código el análisis crítico del contexto urbano y el comportamiento social de la ciudadanía para adoptar soluciones prácticas. Sólo así es posible evitar el riesgo de convertir las herramientas digitales en un medio pasivo de generación de información digital incapaz de crear dinámicas de compromiso personal y social.


Con esta perspectiva, el proyecto aborda cómo fomentar procesos colaborativos entre diferentes los ámbitos de conocimiento que intervienen en la creación de soluciones móviles para problemas urbanos (especialmente en materia de problemas ambientales, movilidad urbana, participación ciudadana y disfrute de la ciudad), entendiendo que esta suma de acercamientos es la mejor manera de que estas apps móviles sean un medio de intervención crítica y de compromiso activo.

El proyecto está  inspirado algunas iniciativas en forma de hackathons o encuentros de desarrollo rápido. La mayoría de ellos tiene como fin desarrollar un concurso con sus correspondientes premios. Es claro que esto funciona como incentivo pero, en nuestro caso, además de no tener recursos para adaptar un premio, hemos preferido aparcar la idea competitiva para crear un entorno de aprendizaje y encuentro. La dinámica de trabajo quiere unir el conocimiento de personas del mundo del desarrollo de aplicaciones pero también personas que puedan aportar claves de diseño y de experiencia de usuario y personas más relacionadas con la promoción de la sostenibilidad y el trabajo comunitario. Son tres ingredientes básicos para acertar bien en el desarrollo de aplicaciones, que al final son sólo un instrumento para intervenir en un contexto en el que la solución técnica depende del comportamiento de los usuarios, de entender bien las claves del funcionamiento urbano, de los problemas ambientales que quiere resolver, etc.
Para ello, propone trabajar en tres ámbitos
+GREEN
Aplicaciones que contribuyan a construir ciudades más sostenibles en relación a problemáticas como la calidad del aire, del agua, el uso de recursos naturales, el ruido, la disponibilidad de espacios verdes o las incidencias en la vía pública. Seguramente este último tema sea el que ha visto apps y webs más conocidos como Fix My Street, Repara Ciudad, Street Bump o Arregla Mi Calle, pero hay vida mucho más allá y las posibilidades son casi inagotables.
MOVE!
Aplicaciones que mejoren la accesibilidad de la ciudad y en concreto relacionadas con la movilidad, la intermodalidad, el transporte público, el acceso a personas con movilidad reducida, los modos de transporte alternativos, las zonas peatonales, etc. Desde aplicaciones para facilitar el aparcamiento, hasta toda la diversidad de sistemas de seguimiento en tiempo real del transporte público (posiblemente, el área de servicios públicos donde las Administraciones se han implicado más hasta ahora).
NET-CITY
Aplicaciones que ayuden a generar relaciones entre las personas que viven en una ciudad y mejorarla en alguna de sus dimensiones. Esta categoría la usaremos como un ámbito más abierto en el que pueden entrar cuestiones que faciliten la vida en la ciudad para cuestiones de organización colectiva, de ocio, de legibilidad de la ciudad, de economía, de compartición de infraestructuras de comunicación, etc.

De manera más concreta, en la primera edición de estos encuentros celebrada en junio de 2012 en Valladolid se trabajaron ocho temáticas más específicas sobre las que se proponía prototipar soluciones móviles analizando previamente la problemática urbano y los agentes centrales en la misma:
TRANSPORTE PÚBLICO. ¿Información al instante de dónde están los autobuses en marcha en cada línea? ¿Cómo saber si merece la pena acercarse a una parada u otra? ¿Y cómo saber la mejor combinación de líneas? ¿Dónde está la parada más cercana a donde estoy yo o a donde voy a estar esta tarde para volver a casa? ¿Puedo dar información adicional a otros usuarios?
VISIBILIZAR LA BICICLETA. ¿Andas en bici? ¿No sabes cuál es el camino más seguro? ¿Quieres destacar las rutas más seguras? ¿Podemos evaluar colectivamente la facilidad de movernos en bici? ¿Y los sitios más seguros o inseguros para dejar la bici?
BUSCANDO UN SITIO PARA TRABAJAR UN RATO. ¿Tienes un rato entre reuniones? ¿No pasarás por la oficina? ¿Qué necesitas para trabajar? ¿Dónde encontrar una mesa de trabajo o wifi?
OTRA FORMA DE DESCUBRIR LA CIUDAD. ¿Alguna alternativa a la guía clásica? ¿Podemos darle un contexto más social a descubrir la ciudad a través del móvil? ¿Sólo para turistas o visitantes de fuera?
ESTÁ PASANDO. Está la ciudad "oficial": lo que está en los mapas, lo que está previsto, lo que está indicado. ¿Podemos ayudar a resaltar otras situaciones, experiencias o actividades de la ciudad que no aparecen en ningún sitio?
ANDANDO POR LA CIUDAD. ¿Cómo llegar de un sitio a otro? ¿Es posible añadir incentivos a las rutas? ¿Sugerir rutas alternativas? ¿Cruzarlas con disponibilidad de ciertos "recursos" (sombra, tiendas, facilidad para acceso de personas con movilidad reducida, etc.?
NO TIRAMOS, REUTILIZAMOS. ¿Alguna forma de conectar objetos obsoletos, personas que no quieren tirarlos simplemente y personas/colectivos que los podrían necesitar?
MÁS QUE JARDINES. ¿Cuántos parques y jardines hay en la ciudad? ¿Qué actividades se pueden hacer? ¿Qué servicios tienen? ¿En qué estado están? ¿Qué especies tienen?

Conclusiones
El artículo ha presentado una serie de reflexiones sobre el papel de la tecnología en la intermediación en problemas relacionados con la vida urbana, presentando algunas aportaciones conceptuales y su traslación a la práctica de la acción colectiva para dar a estas aplicaciones tecnológicas un sentido transformador. A modo de aportación, el artículo plantea la necesidad de establecer vínculos más fuertes y presenciales en el dialogo entre quienes disponen de conocimiento técnico (todo el ecosistema de agentes que se mueven y desarrollan herramientas en el ámbito de la programación, el desarrollo de soluciones digitales, la promoción del open data, etc.) y los agentes implicados en la dinamización y el activismo en torno a los diferentes problemas y ámbitos urbanos (urbanistas, sociólogos, funcionarios públicos, responsables políticos, etc.). Para quienes están interesados en el desarrollo de herramientas técnicamente robustas dirigidas a intervenir en algún ámbito urbano, conocer y entender bien las diferentes aristas del tema les ayudará a afinar mejor la usabilidad, las funcionalidades y cualquier otra dimensión que, en último término, ayudarán a dar utilidad a la aplicación que estén desarrollando. Para quienes trabajan en el ámbito de lo urbano, acercarse sin miedo al uso de nuevos medios de acción colectiva y de dinamización de los procesos de participación e intervención en la ciudad servirá de incentivo para renovar sus medios de acción. Y, en ambos casos, necesitarán desarrollar estas dinámicas en procesos abiertos de co-creación y dotar a las aplicaciones que generen de una dimensión presencial y de intervención a pie de calle para que los usuarios de estas aplicaciones descubran en la acción “más allá de hacer click” una forma de compromiso a largo plazo y de comprensión real de los problemas más allá de la cultura de la adhesión acrítica.

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4 comentarios :

  1. excelente articulo! muchas gracias

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  2. Carmen Moreno Balboa22 de enero de 2013, 20:43

    Si esto es así:
    "tenemos la posibilidad de dar una orientación ciudadana al discurso predominante del papel de la tecnología en la ciudad desde un sentido de apropiación ciudadana de las posibilidades tecnológicas digitales en el diseño de servicios y herramientas digitales, un cambio de perspectiva basado en tres pilares: la ciudad como plataforma para unos datos que deberían ser de "propiedad" colectiva, los medios digitales como instrumentos de acción colectiva, cocreación y auto-organización y la capacidad de sumar a más actores y públicos a los temas de interés público."
    ¿qué papel tendría la administración: facilitador, receptor, impulsor,...? ¿Cómo evitar la duda de la politización? ¿Hasta qué punto la parte de la sociedad que es más activa tecnológicamente representa a toda la colectividad?
    Gracias por tus análisis.

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  3. Carmen, la duda sobre el papel de la administración es muy amplia y depende de en qué tema estemos; en el caso del open data, claramente su posición es la de facilitar y hacer disponibles estos datos en formatos manejables pero, al mismo tiempo, está siendo impulsora de este movimiento. De hecho, es un doble juego que está funcionando bien. Si hablamos de apps, si opinión es que claramente tiene que quedarse en mera facilitadora y no asumir su desarrollo.

    Sobre representatividad....ese es precisamente el tema cuando digo lo de que "las preguntas son las mismas", porque la extensión de las tecnologías digitales y la ampliación de herramientas de participación y compromiso no elimina los viejos problemas de exclusión o de desigualdad, también en el acceso a las dinámicas de debate político.

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  4. con las aplicaciones moviles, los actores politicos como el Estado, definitivamente estarán mas controlados..
    David Yehiel Maman Benchimol 

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