Ayer tuvo lugar la jornada de debate del proceso participativo IRIMO promovido por el Ayuntamiento de Urretxu (Gipuzkoa) y coordinado por TOKI Arkitektura y MonoDestudio. Como ya comenté, se trata de un proceso que quiere explorar entre los diferentes agentes interesados y vinculados a una zona industrial infrautilizada la posibilidad de asignarle usos transitorios o vincularla a estrategias económicas alternativas mientras su uso esperado como espacio industrial vuelve a ser realidad.
Además de presentarse la metodología de trabajo, la jornada sirivó para ofrecer diferentes visiones sobre una cuestión de este tipo y compartí mesa con Iñaki Begiristain, Fernando Diaz Orueta y Octavio Oruezabal planteando algunos ejemplos sobre reutilización temporal y transitoria en proyectos de trabsformación urbanística y en equipamientos industriales, insistiendo sobre todo en el valor no sólo social y comunitario sino también económico desde este tipo de estrategias.
Se trata de un proceso y una situación común a muchos municipios que se encuentran hoy con equipamientos e infraestructuras desocupados, sin actividad o con un uso muy poco intensivo. Además, en este caso concreto, se trata de una situación altamente conflictiva en el pueblo por las diferentes normas subsidiarias que han intentado asignarle nuevos usos a este espacio, las diferentes concepciones sobre el papel y el potencial de un lugar que en el inconsciente colectivo es invisible y no tiene ningún valor ni sentido de pertenencia. Por ello, se ha decidido abrir un proceso de participación y reflexión social sobre el futuro de este espacio con el objetivo de consensuar proyectos viables, socialmente cercanos a la realidad de la población y que sean capaces de generar actividad económica y valor social. No es un proceso sencillo porque concurren dificultades de calidad ambiental, de normativa urbanística, de falta de capacidad económica o inversora, pero sin duda es una piea dentro de la ciudad que merece tener un nuevo planteamiento.
Desde esta perspectiva, mi exposición trató de presentar la lógica del urbanismo adaptativo como una mirada particular de atender estos espacios en las actuales circunstancias que hacen difíciles las intervenciones de máximos y que demandan también equipamientos cercanos a la ciudadanía. Obviamente, no se trata de experiencias exportables ni mucho menos, pero sí intentaban ilustrar una lógica diferente para desatascar las posibles utilidades de un lugar al que el urbanismo más formal necesita asignarle usos definitivos (industriales, dotaciones o de vivienda, o un mix de todos ellos) pero que van a tardar mucho en hacerse realidad (de hecho, lleva inactivo ya quince años). ante esta situación, caben fórmulas que exploren usos transitorios, de experimentación y de alto contenido social. Me conformo si sirvió para abrir el abanico de posibilidades y para reconocer que merece la pena explorarlas sin tener que esperar a que sucedan cosas desde fuera o a que lleguen grandes inversiones.
Dejo aquí la presentación:
Además de presentarse la metodología de trabajo, la jornada sirivó para ofrecer diferentes visiones sobre una cuestión de este tipo y compartí mesa con Iñaki Begiristain, Fernando Diaz Orueta y Octavio Oruezabal planteando algunos ejemplos sobre reutilización temporal y transitoria en proyectos de trabsformación urbanística y en equipamientos industriales, insistiendo sobre todo en el valor no sólo social y comunitario sino también económico desde este tipo de estrategias.
Se trata de un proceso y una situación común a muchos municipios que se encuentran hoy con equipamientos e infraestructuras desocupados, sin actividad o con un uso muy poco intensivo. Además, en este caso concreto, se trata de una situación altamente conflictiva en el pueblo por las diferentes normas subsidiarias que han intentado asignarle nuevos usos a este espacio, las diferentes concepciones sobre el papel y el potencial de un lugar que en el inconsciente colectivo es invisible y no tiene ningún valor ni sentido de pertenencia. Por ello, se ha decidido abrir un proceso de participación y reflexión social sobre el futuro de este espacio con el objetivo de consensuar proyectos viables, socialmente cercanos a la realidad de la población y que sean capaces de generar actividad económica y valor social. No es un proceso sencillo porque concurren dificultades de calidad ambiental, de normativa urbanística, de falta de capacidad económica o inversora, pero sin duda es una piea dentro de la ciudad que merece tener un nuevo planteamiento.
Desde esta perspectiva, mi exposición trató de presentar la lógica del urbanismo adaptativo como una mirada particular de atender estos espacios en las actuales circunstancias que hacen difíciles las intervenciones de máximos y que demandan también equipamientos cercanos a la ciudadanía. Obviamente, no se trata de experiencias exportables ni mucho menos, pero sí intentaban ilustrar una lógica diferente para desatascar las posibles utilidades de un lugar al que el urbanismo más formal necesita asignarle usos definitivos (industriales, dotaciones o de vivienda, o un mix de todos ellos) pero que van a tardar mucho en hacerse realidad (de hecho, lleva inactivo ya quince años). ante esta situación, caben fórmulas que exploren usos transitorios, de experimentación y de alto contenido social. Me conformo si sirvió para abrir el abanico de posibilidades y para reconocer que merece la pena explorarlas sin tener que esperar a que sucedan cosas desde fuera o a que lleguen grandes inversiones.
Dejo aquí la presentación:
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