Sigo buscando ideas para revisar algunas prácticas profesionales; antes tocó la arquitectura, hoy toca el urbanismo. Y lo hago con un nuevo libro, Esquinas inteligentes, la ciudad y el urbanismo moderno, de Inés Sánchez de Madariaga, que se dirige claramente a definir el urbanismo como una actividad profesional práctica, frente a otras disciplinas más teóricas, y sin dudar de la necesidad de un buen sustrato teórico urbanístico. Pero ese sustrato es discutible, no sé si estético-ideológico, y la autora plantea tres fines del urbanismo que, sobre el papel, cualquier defendería, pero que no siempre se convierten en realidad en la práctica urbanística:
1. Vivir en entornos con calidad estética. La ordenación del espacio urbano persigue dotar a los habitantes de la ciudad de un espacio agradable, un espacio que pueda ser vivido porque se ha organizado de forma amable y bella. Nada más y nada menos....
2. Satisfacer los derechos básicos de ciudadanía. La ordenación urbanística trata de contribuir a la gran promesa urbana, ser un espacio de ciudadanía y de ejercicio pleno de los derechos básicos: vivienda, salud, protección, socialización, educación, desarrollo cultural e intelectural, etc. Nada más y nada menos....
3. Promover el uso eficiente de los recursos. La práctica urbanística trata de organizar el espacio atendiendo a la escasez, no sólo del suelo, sino también del resto de materiales y flujos que intervienen en el metabolismo urbano. Nada más y nada menos....
Por un lado, la autora distingue tres tradiciones básicas en el urbanismo, entrelazadas muchas veces, de las que no era consciente y que explica con claridad:
Dos notas al margen:
1. Vivir en entornos con calidad estética. La ordenación del espacio urbano persigue dotar a los habitantes de la ciudad de un espacio agradable, un espacio que pueda ser vivido porque se ha organizado de forma amable y bella. Nada más y nada menos....
2. Satisfacer los derechos básicos de ciudadanía. La ordenación urbanística trata de contribuir a la gran promesa urbana, ser un espacio de ciudadanía y de ejercicio pleno de los derechos básicos: vivienda, salud, protección, socialización, educación, desarrollo cultural e intelectural, etc. Nada más y nada menos....
3. Promover el uso eficiente de los recursos. La práctica urbanística trata de organizar el espacio atendiendo a la escasez, no sólo del suelo, sino también del resto de materiales y flujos que intervienen en el metabolismo urbano. Nada más y nada menos....
Por un lado, la autora distingue tres tradiciones básicas en el urbanismo, entrelazadas muchas veces, de las que no era consciente y que explica con claridad:
- El urbanismo como problema estético-formal y sus soluciones basadas en el diseño y el arte urbano.
- El urbanismo como racionalidad científico-técnica y sus respuestas funcionalistas.
- El urbanismo como medio de transformación social, y sus propuestas utopistas, reformistas o de participación ciudadana (advocacy planning).
Dos notas al margen:
- He leido recientemente: A collection of green buildings won't necessary make a green city. No está de más recordarla entre tanta propuesta de ciudades sostenibles.
- La práctica arquitectónica ha tenido en los últimos meses un debate curioso por aquí y por allá a partir de un comentario de Andres: Francesco en Architecture is not 2.0, Ion Cuervas-Mons en [Arquitectura red ¿Desaparece la arquitectura?, Domenico en ¿Cuál es el papel del arquitecto?, Lourdes Bueno y Manuel Villegas en Sobre un modelo ampliado de arquitectura, tengo identificados. Una buena prueba de que los comentarios tienen más interés que lo comentado. Gracias a todos/as.
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